Metro de Madrid acometerá un amplio programa de obras de restauración y conservación en sus espacios y bienes históricos con el propósito de preservar y difundir su valioso patrimonio arquitectónico, industrial y museístico.
La iniciativa busca mantener en buen estado los enclaves más emblemáticos de la red y reforzar la puesta en valor de su legado histórico ante el público.
La empresa ha sacado a licitación un acuerdo marco con un presupuesto de 400.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro años. Este plan contempla trabajos de restauración, conservación, limpieza especializada y mantenimiento en lugares tan representativos como la Estación de Chamberí, el vestíbulo histórico de Pacífico, la Nave de Motores de Pacífico, los restos arqueológicos de Los Caños del Peral, la exposición de trenes clásicos de Chamartín o las vitrinas de la estación de Carpetana. También se actuará sobre otros elementos repartidos por la red, como el coche Quevedo en Alto del Arenal, el tranvía 477 en Chamartín o la publicidad histórica de las estaciones de Sevilla y Bilbao.
Actualmente, Metro de Madrid trabaja en la recuperación del vestíbulo histórico de Ventas, que se incorporará a este acuerdo una vez finalizadas las obras. Asimismo, se prevé actuar en otros espacios pendientes de rehabilitación, como el antiguo pasillo de Noviciado o el andén histórico de la estación de Goya, aunque aún no existe una fecha prevista para su recuperación.
La Estación de Chamberí, perteneciente a la primera línea del suburbano inaugurada en 1919, requiere intervenciones periódicas debido a las filtraciones de agua propias de su ubicación subterránea y la ausencia de impermeabilización en superficie. Estas patologías afectan a los azulejos, bóvedas y elementos metálicos, que serán objeto de actuaciones específicas para corregir las disfunciones y recuperar la imagen original del espacio, detenido en el tiempo desde su cierre en 1966.
Entre 2006 y 2008 se llevó a cabo una restauración integral dirigida por los arquitectos Pau Soler y Miguel Rodríguez, que permitió su transformación en el actual museo. Posteriormente, se han realizado labores de conservación adicionales. La estación, diseñada por Antonio Palacios con inspiración en el estilo de las estaciones parisinas, conserva en su interior anuncios publicitarios de azulejos pintados que evocan los productos de la época.
Otro de los espacios incluidos en el plan es el vestíbulo histórico de Pacífico, obra también de Antonio Palacios. Inaugurado en 1923, formó parte de la ampliación de la Línea 1 entre Atocha y Puente de Vallecas. Al igual que Chamberí, sufre filtraciones por estar bajo rasante, lo que obliga a realizar un mantenimiento especializado para conservar sus azulejos y elementos decorativos.
Este vestíbulo dejó de prestar servicio en 1966, cuando se construyeron nuevas entradas con motivo de la ampliación de los andenes. En 2008 fue restaurado íntegramente para recuperar su aspecto original.
La Nave de Motores de Pacífico, edificada entre 1922 y 1923 y también firmada por Palacios, será objeto de trabajos de limpieza y restauración tanto en la maquinaria antigua como en el propio edificio industrial. En su interior se conservan tres grandes motores diésel, junto a alternadores y transformadores que en su día proporcionaban energía al Metro.
Tras dejar de funcionar en los años cincuenta, el espacio fue restaurado en 2008 por el arquitecto Carlos Puente, que rehabilitó el edificio y restauró la maquinaria original. Desde entonces, la Nave se ha consolidado como un referente del patrimonio industrial madrileño.
Los restos arqueológicos de Los Caños del Peral, descubiertos en 2006 durante las obras de remodelación de la estación de Ópera y musealizados en 2011, también se beneficiarán de trabajos de limpieza y restauración. El espacio conserva parte de la fuente de Los Caños del Peral (siglos XVI-XVII), un tramo del Acueducto de Amaniel (siglo XVI) y la Alcantarilla del Arenal, que canalizaba las aguas del arroyo homónimo.
La exposición de trenes clásicos de Chamartín, que reúne 12 coches restaurados en 2019 con motivo del centenario del Metro, será objeto de mantenimiento y limpieza especializada. Las tareas incluirán la revisión de luminarias, asientos, mandos y cristales, entre otros elementos.
También se actuará en las vitrinas de la estación de Carpetana, donde se exhiben restos paleontológicos hallados en 2008. Estos fósiles, datados en el Mioceno Medio hace unos 14 millones de años, forman parte de una de las colecciones más singulares del Metro. Las vitrinas, que suelen acumular una fina capa de suciedad, serán sometidas a limpiezas periódicas para mejorar su visibilidad y conservación.
El acuerdo marco incluye igualmente la conservación de piezas repartidas por la red, como el coche Quevedo, el tranvía 477 y la publicidad histórica de las estaciones de Sevilla y Bilbao. Asimismo, contempla la preservación de maquetas y reproducciones de elementos históricos, como los templetes y trenes clásicos que forman parte del patrimonio museístico del suburbano madrileño.