La pareja Cristina Cifuentes e Ignacio Aguado no pasa por sus mejores momentos

Cifuentes y Aguado sellaron su relación -estrictamente política- un ya casi remoto 17 de junio de 2015, porque, aunque no hace de eso ni tres años, han pasado tantas cosas desde aquel día que parece que fue hace una eternidad.
Cifuentes y Aguado sellaron su relación -estrictamente política- un ya casi remoto 17 de junio de 2015, porque, aunque no hace de eso ni tres años, han pasado tantas cosas desde aquel día que parece que fue hace una eternidad.
Entre el PP y el Gobierno regional y sus "socios de investidura" todo iba razonablemente bien, no en vano Cifuentes ha logrado aprobar tres presupuestos con el apoyo de los 17 diputados del grupo parlamentario que lidera Aguado en la Asamblea de Madrid.
Es más, el grado de cumplimiento de los 76 puntos del acuerdo de investidura, según la propia presidenta autonómica, es muy satisfactorio y se está traduciendo en mejoras objetivas para los madrileños.
Cifuentes y Aguado incluso llegaron a alardear en público de su buena relación y, en el verano de 2016, mientras Mariano Rajoy buscaba alianzas para formar Gobierno, no tuvieron reparos en ponerse de ejemplo de cómo un partido puede gobernar en minoría y otro darle apoyo, pero de manera exigente.
Después de varias pequeñas "riñas parlamentarias" y algún escarceo que otro de Ciudadanos con PSOE y Podemos, la pareja política de Cifuentes y Aguado vivió un antes y un después, que no fue otro que la comparecencia de la presidenta madrileña en la comisión de corrupción en el Parlamento de Vallecas.
Aquel 2 de junio de 2017 el clima de la relación entre el Gobierno madrileño y Ciudadanos se congeló a raíz del interrogatorio del portavoz adjunto la formación de Albert Rivera en la comisión de investigación, César Zafra, a la presidenta regional.
Desde ese día, nada ha vuelto a ser igual y la primera prueba de que todo había cambiado se produjo apenas unas semanas después, el 29 de junio, cuando Cifuentes dejó "plantados" en la sede el Ejecutivo autonómico, la Real Casa de Correos, a Aguado y Zafra en una reunión de seguimiento del grado de evaluación del acuerdo de investidura.
La presidenta regional no acudió a la cita y prefirió asistir a la toma de posesión del rector de la Universidad Autónoma.
Desde entonces, no ha vuelto a sentarse en una mesa con Zafra y Aguado para analizar cómo sigue su relación y ha delegado esta tarea en su consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno, Ángel Garrido.
La expresión "el tripartito de la oposición", en alusión la coincidencia en las votaciones en la Asamblea de Ciudadanos con PSOE y Podemos, comenzó también a ser empleada de forma reiterada tanto por la propia Cifuentes como por el resto de los miembros de su Ejecutivo y los diputados del PP.
La tensión ha ido creciendo en los últimos meses y mientras el grupo parlamentario de Aguado y Zafra intentaba que Cifuentes volviese a comparecer en la comisión de investigación de la corrupción, Garrido acusó a Ciudadanos de ser "el tonto útil" de la izquierda, formar parte de una "vergonzosa nueva política" y ser "oportunista".
El distanciamiento entre el PP y Ciudadanos se evidencia cada pleno en el Hemiciclo de la Asamblea, como el jueves pasado, cuando los "populares" se aliaron con los otros grupos de la oposición para rechazar iniciativas de la formación naranja.
Tras este "desliz", Ciudadanos se sumó a PSOE y Podemos para tumbar el proyecto de ley del Gobierno sobre violencia machista y reprobar por segunda vez a un consejero de Cifuentes, en este caso el de Políticas Sociales y Familia, Carlos Izquierdo.
Así pues, parece que Aguado está "durmiendo en el sofá" y habrá que ver si hay reconciliación y si él y Cifuentes consiguen recomponer su relación, porque ya se sabe que donde hubo amor, cenizas quedan.