El papa admite la división cristiana

El papa Francisco ha admitido recientemente en el Vaticano, durante una reunión con líderes anglicanos, que su rol como obispo de Roma constituye un factor de división entre los cristianos.

En un encuentro que contó con la presencia del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el Sumo Pontífice expresó su disposición a un "diálogo fraterno y paciente" para superar diferencias históricas y avanzar hacia la unidad cristiana.

"Reconozco que el papel del Obispo de Roma es un tema controvertido y divisivo entre nosotros", afirmó el papa. Instó a dejar de lado las "controversias inútiles" y explorar cómo el ministerio petrino podría ejercerse como "un servicio de amor a todos". Este diálogo es visto como crucial para comprender y redefinir el papel del papado en el contexto actual.

Durante su discurso, Francisco elogió los esfuerzos de la Comisión Internacional Anglicano-Católica, que lleva cinco décadas trabajando para eliminar los obstáculos que impiden la plena comunión entre las denominaciones cristianas. Destacó la importancia de continuar trabajando juntos, pese a las diferencias existentes. "Aunque todavía no seamos uno, nuestra comunión imperfecta no debe ser un obstáculo para nuestra colaboración", señaló el Papa.

Resaltó además áreas de entendimiento común como el bautismo en Cristo, la adhesión a las Sagradas Escrituras, y los credos históricos que unen a las distintas confesiones cristianas. Según el papa Francisco, estas bases comunes deben ser el fundamento para una colaboración extendida en aspectos pastorales, culturales y sociales, incluido el testimonio del mensaje evangélico.