“La Malnacida”: “opera prima” de la joven Beatrice Salvioni. Una novela de formación en tiempos de guerra

@estaciondecult
“La Malnacida” (Lumen, 2023) es la “opera prima” de la joven escritora Beatrice Salvioni (Monza, Italia, 1995), considerada por muchos críticos y editores como el nuevo fenómeno editorial del año. Su novela ha sido traducida a más de veinte idiomas antes de publicarse, algo que ya augura la proyección de la autora. Tras graduarse en Filología Moderna por la Universidad Católica de Milán, Salvioni fue alumna en la escuela de escritura Holden de Alessandro Baricco. Ha resultado ganadora del Premio Calvino 2021 con su relato “Il volo notturno delle lingue mozzate” y del Premio Raduga 2021.
Esta incipiente novela muestra el impacto de la guerra en la formación del carácter de unas niñas que, poco a poco, dejan de serlo. Por una parte, se encuentra Francesca, la narradora, que conduce al lector a través de su historia personal a la Italia fascista del siglo XX. Por otra parte, está Maddalena, con la rebeldía por bandera. La Malnacida –así la llaman en el pueblo– desafía las normas y los límites sin importarle los comentarios que desatan sus acciones. Los vecinos del pueblo hablan de ella en términos de desprecio, de rechazo e incluso de temor: aseguran que quienes se acercan a ella salen mal parados, como si un halo demoníaco envolviese su persona. A Francesca, sin embargo, su arrojo le embelesa hasta tal punto que rompe el muro de la vergüenza para convertirse, por fin, en su amiga.
Pero a Maddalena y a Francesca les une algo más que la amistad. Comparten, también, un sentimiento de incomprensión y de culpa, que cada una lidia como puede: una, abandonada a la sumisión y al silencio; otra, atravesada por la rabia y por el grito. Un grito que acabará por contagiar a la primera de ellas, la más abnegada, Francesca, cuando descubre que otra forma de vivir es posible e incluso necesaria para sobrevivir en un mundo hostil.
Con el paso de los días, las dos chicas se conocen, se esperan, se buscan, se convierten en mejores amigas y se empoderan frente a las voces que les atacan, insultan y amenazan. Pero no lo hacen desde una posición victimista, porque ellas no se sienten así; al revés, asumen su maldad y juegan con ella. A lo largo de la novela, una comprende que el mito alrededor del cual se construye el personaje de la Malnacida afecta, sobre todo, a la propia Malnacida, pues es ella quien más cree los rumores que se extienden sobre su vida, y se recrea en ellos.
Esta perspectiva permite al lector redefinir la inocencia no como la candidez infantil, sino como la ingenuidad de quien se convierte en lo que otros piensan de él. Por eso, la presencia de Francesca resultará determinante para la Malnacida, puesto que será la primera vez que alguien la quiera por quien es y no por quien aparenta ser. Al mismo tiempo, Francesca experimenta una sensación de libertad al transgredir las normas y descubrirse a sí misma como un sujeto activo frente al sujeto pasivo que había sido hasta entonces. “Por una parte, estaba la vida tal y como yo la conocía; por la otra, tal y como ella me la mostraba. Y lo que antes me parecía correcto se deformaba como mi reflejo en el agua de la pila cuando me lavaba la cara”.
De forma paralela, las dos chicas van desarrollándose como mujeres y tomando conciencia de sus cuerpos y de la mirada ajena que recae sobre ellos. Es la Malnacida quien libera de tabúes a Francesca, que desconocía su propia biología, consecuencia de una familia y una sociedad cerradas y de un régimen conservador. Ya al final de la obra, la narradora expone: “Ser mayor, ser mujer, quizá fuera eso. No era sangrar una vez al mes, ni los comentarios masculinos o la ropa bonita. Era cruzar la mirada con un hombre que te decía «Eres mía» y responderle: «Yo no soy de nadie»”.
Esos toques feministas convierten el relato en una narración bastante actual, a pesar del contexto histórico pasado que retrata, lo que podría desencadenar un cierto escepticismo en quien lo lea. También es cierto que los personajes se presentan de forma algo exagerada en sus atributos: la niña buena frente a la niña mala, la moralidad frente a la inmoralidad…Pero la novela encuentra su éxito no tanto en el realismo de la historia como en la presentación de la guerra como un proceso análogo al del crecimiento: un rumor lejano que crece y estalla.
“Nos gustaba lo que nos asustaba”, escribe Francesca, una frase que hilvana lo que era y lo que acaba siendo; la niña que deja atrás y la adolescente que asoma; la chica que desconfiaba de la Malnacida y la que acaba por comprender que el verdadero nombre de su amiga es Maddalena y que su apodo no le hace justicia. “Ella también temblaba, pero no de miedo. Ella no le tenía miedo a nada [...] tampoco a la sangre o a la guerra”.
¿QUIERES...
... enviar un whatsapp a nuestra redacción?
... suscribirte a nuestro boletín?
... escribir una carta al Director?
... responder a una encuesta rápida sobre Madrid Actual?
... darnos una exclusiva para publicar?
... seguir las noticias en Telegram?
... anunciarte en alguno de los periódicos del Grupo Madrid Actual?