Cinco de cada diez fallecidos por golpe de calor tiene más de 65 años

Cinco de cada diez personas fallecidas por golpe de calor tiene más de 65 años, con lo que se trata del colectivo más vulnerable a las altas temperaturas de estos días, debido a que responden peor al calor extremo, su sensación de sed es menor y, además, suelen olvidarse de beber.
Este riesgo se ve incrementado si la persona sufre sobrepeso, enfermedades crónicas o está medicada, según David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.
En 2015 se produjeron veintitrés muertes por golpe de calor, mientras que en 2016 fueron seis, según un informe del Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud.
La edad media de las personas fallecidas en 2016 fue de 59 años, todos ellas eran hombres y el 57 % tenía más de 65 años.
El impacto de los golpes de calor es especialmente importante en las personas mayores, cuyas patologías cardiovasculares o respiratorias pueden agravar los síntomas del golpe de calor y provocarles, incluso, la muerte.
Los síntomas que pueden alertar de que una persona está sufriendo un golpe de calor son los siguientes: temperatura corporal elevada -hasta de 40 grados-; piel caliente, enrojecida y seca, sin sudoración; sensación de boca seca; calambres musculares en brazos, piernas o vientre; dolores de cabeza, náuseas y vómitos.
También puede presentar somnolencia, sed intensa, confusión y convulsiones, y pérdida de conciencia
En caso de producirse un golpe de calor, el especialista recomienda llamar a los servicios de emergencia porque una subida repentina e incontrolada de la temperatura corporal "puede tener terribles efectos, incluido el fallecimiento del afectado, por lo que es fundamental contar con la ayuda de especialistas".
Pero mientras llegan los servicios de emergencia, hay que tratar de bajar la temperatura colocando paños empapados en agua fresca en la frente, la nuca, axilas e ingles.
Además, se puede tumbar a la persona con los pies elevados e hidratarla poco a poco, y mejor si puede ser con agua con un poco de sal y azúcar o alguna bebida isotónica.
No obstante, para no llegar a esta situación, hay que hidratarse muy bien estos días de tanto calor, beber bastante agua al menos dos litros diarios, aunque no se tenga sensación de sed.
También se deben hacer comidas frías y ligeras, evitar comidas copiosas y calientes, el consumo de alcohol, la cafeína y las bebidas azucaradas.
Importante también es que los mayores, si hacen ejercicio físico, eviten hacerlo entre las doce de la mañana y las cinco de la tarde.