¿Hasta dónde va a llegar la mala educación política en España?

 ¿Hasta dónde va a llegar la mala educación política en España?

Asistir a las sesiones de control parlamentario al Gobierno, cosa que el cronista suele (y debe) hacer, empieza a dejar de ser un ejercicio de periodismo político para pasar a ser otra cosa: ¿crónica del esperpento?¿tratados sobre la mala educación y el pésimo parlamentarismo? Nunca se habían registrado cosas como una acusación menos que velada nada menos que procedente del Presidente del Gobierno dirigida a la oposición en el sentido de que está siendo financiada por intereses empresariales en su reivindicación de que se aplace el cierre de las centrales nucleares.

Este miércoles se traspasó una nueva línea roja: Pedro Sánchez, desde su escaño, atacó con ferocidad un acto relacionado con la vida interna de otro partido, en concreto el previsto congreso extraordinario del Partido Popular. ¿Hasta dónde vamos a llegar en la transgresión de normas no escritas y costumbres que parecían consolidadas?

Claro que, frente a los improperios presidenciales contra Alberto Núñez Feijoo, al que Sánchez acusa de ser "un líder averiado" o "la nada absoluta", también la bancada 'popular' dispara con cartuchos de sal muy gorda. El portavoz del grupo Popular, Miguel Tellado, llega a calificar a Sánchez como "capo de una organización criminal", refiriéndose a las actividades y conversaciones que vamos conociendo 'whatsapeando' con el ex ministro José Luis Abalos, hoy quebradero de cabeza número uno en La Moncloa y en la sede socialista de la calle Ferraz. El líder del grupo parlamentario de la oposición incluso tolera que uno de sus diputados llame, en sus intervenciones en la sesión de control, "confederación de puteros" a los socialistas.

De manera que no se trata ya solamente de la transgresión de esas llamadas 'líneas rojas' en cuestiones de fondo, como puede ser la okupación de las instituciones, el debilitamiento de la separación de poderes, las violaciones constitcionales o la perversión de ciertas instituciones, sino que también la marea crece en lo formal. Y las formas, en política, son tan importantes como el fondo, o aún más. No sé si los malos modos y maneras que nos llegan del individuo que tanto manda en el otro lado del Atlántico están empeorando la ya tradicional mala educación que enluta nuestra política patria, tan bronca. Sí sé que alguien, por ambas partes, tiene que empezar a poner coto a una guerra que aleja a nuestros representantes de los ciudadanos y que dificulta la tarea de la gobernación: en la marea de insultos, casi brutales, ¿quién podría pararse a considerar los argumentos sosegados y poco gritones de la vicepresidenta Aagesen -de modos tan distintos a alguna otra vicepresidenta del Ejecutivo-- cuando trataba de explicar algo de los orígenes del 'apagón' del pasado día 28 de abril?

Me interesa mucho la convocatoria de ese congreso anticipado del PP, que necesita reordenarse, cambiar de tácticas y de estrategia, para asumir el papel de alternativa creíble para gobernar en España, que es el destino teórico del PP dentro de se supone que no mucho tiempo. Le faltan firmeza y algunas ideas creativas y le sobran exabruptos: el PP vive preso de las provocaciones de Pedro Sánchez, que, en cuanto a malas formas, casi puede ostentar récords, pero eso es algo que, por lo que vamos viendo a través de las encuestas, le da réditos: el PSOE no baja del apoyo de siete millones de votos con los que cuenta, así que todo depende de que Sánchez mantenga el apoyo de sus aliados tradicionales, algo, por cierto, cada día más difícil.

Pero estaba en el ya casi inminente congreso del PP, cuyo anuncio me parece que se precipitó por unas declaraciones de la Presidenta del Gobierno regional, Isabel Díaz Ayuso, en uno de esos desayunos político-empresarial-periodísticos que son la esencia necesaria de los cenáculos y mentideros de la capital. Feijoo tiene, y esto no es un consejo mío, claro, sino una opinión muy difundida en la militancia 'pepera', que hacer una operación de cirugía creíble e ilusionante para cuantos quieren un relevo político pero sin estruendos ni extremismos. Por eso veo que se acogen con creciente interés los planes de personas 'intermedias' que, como Iván Espinosa de los Monteros -por ejemplo-, han abandonado las filas de VOX sin querer integrarse en las del PP. O como los expulsados o autoexpulsados del paraíso del PSOE, recelosos de los tentáculos 'populares', por mucha moderación que Feijoo intente imprimir a sus postulados.

Algunas cosas, sospecho, van a ocurrir en la epidermis partidista española. Todo, menos seguir en esta dinámica faltona, que es un divertimento entre ellos y al que el ciudadano es cada día más ajeno. ¿Cuándo se reformará el método de estas sesiones de falso control parlamentario al Ejecutivo? Pues cuando nuestros partidos reformen a fondo su comportamiento. Luego, si quieren, ya reformamos los reglamentos del Congreso y del Senado.

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