Hallan en Nínive un relieve asirio sin precedentes

Arqueólogos de la Universidad de Heidelberg han desenterrado en la antigua ciudad asiria de Nínive grandes fragmentos de un relieve monumental que representa al rey Asurbanipal, última gran figura del Imperio asirio, acompañado por importantes deidades. El descubrimiento ha tenido lugar en la sala del trono del Palacio Norte, epicentro del poder asirio en el siglo VII a. C., y supone un avance de primer orden en el conocimiento del arte y la teología imperial mesopotámica.
El relieve, tallado en una losa de piedra de más de 5,5 metros de largo, 3 metros de alto y unas 12 toneladas de peso, ha sido calificado como extraordinario tanto por su tamaño como por las escenas que representa. Según el profesor Aaron Schmitt, responsable de la excavación y miembro del Instituto de Prehistoria, Protohistoria y Arqueología del Antiguo Oriente Próximo, no se conocían hasta ahora representaciones de dioses tan relevantes en los relieves palaciegos asirios.
En el centro aparece Asurbanipal, flanqueado por el dios Ashur y la diosa Ishtar, patrona de la ciudad de Nínive. Tras ellos, una figura conocida como genio pez —vinculada a la protección divina y la fertilidad— y una figura auxiliar que podría interpretarse como un hombre-escorpión elevando los brazos. Estas figuras apuntan a que originalmente coronaba el conjunto un gran disco solar alado, emblema de la realeza y la divinidad.
La antigua Nínive, ubicada cerca de la actual Mosul (Irak), fue bajo el reinado de Senaquerib la capital del Imperio asirio desde finales del siglo VIII a. C. Las excavaciones actuales forman parte del proyecto Heidelberg Nínive, dirigido por el profesor Stefan Maul desde 2018. El equipo trabaja desde 2022 en el montículo de Kuyunjik, en la zona central del Palacio Norte, edificado por el propio Asurbanipal.
Los fragmentos del relieve fueron hallados en una fosa de tierra situada tras el nicho principal de la sala del trono, donde originalmente se encontraba la pieza. Se estima que fueron enterrados durante el período helenístico, entre los siglos III y II a. C., lo que explicaría por qué los arqueólogos británicos del siglo XIX no los localizaron, a pesar de haber descubierto otros relieves de gran tamaño hoy conservados en el Museo Británico.
Según el acuerdo con la Junta Estatal Iraquí de Antigüedades y Patrimonio (SBAH), el objetivo es restaurar el relieve y devolverlo a su ubicación original dentro del palacio, abriéndolo al público como parte del esfuerzo por recuperar y preservar el legado asirio en su contexto histórico. En los próximos meses, el equipo publicará un análisis detallado del relieve y su entorno arqueológico en una revista especializada.