Cada vez que te conectas a internet, vas dejando rastros de tu información personal.
Ya sea que entres en redes sociales, hagas compras online o simplemente navegues, los ciberdelincuentes siempre buscan oportunidades para aprovecharse de las vulnerabilidades de seguridad.
Los hackers pueden robar contraseñas, intentar engañarte para que des información confidencial y el software malicioso puede colarse en tus dispositivos sin que lo notes. Las amenazas online evolucionan constantemente y, si no te proteges, puedes sufrir pérdidas económicas, robo de identidad o que tus conversaciones privadas queden expuestas.
Por suerte, con estos consejos, puedes reducir mucho los riesgos y mantener tu vida digital a salvo. Aquí te contamos cómo hacerlo.
Una contraseña débil es la puerta de entrada perfecta para los ciberdelincuentes. Los hackers utilizan programas que prueban contraseñas comunes en segundos, así que confiar en algo como “contraseña123” te deja en riesgo.
Refuerza tu seguridad usando una clave distinta en cada cuenta. Una buena contraseña debería tener al menos 12 caracteres y mezclar letras, números y símbolos. Evita usar datos fáciles de adivinar, como tu fecha de nacimiento o el nombre de tu mascota.
El phishing intenta engañarte para que compartas datos personales haciéndose pasar por empresas o personas de confianza. Los estafadores suelen enviar correos o mensajes que imitan a bancos, compañías de mensajería o incluso contactos conocidos. Suelen incluir avisos urgentes, archivos inesperados o enlaces que te piden verificar tu información.
Antes de pinchar en nada, revisa con calma la dirección de correo del remitente. Muchas veces incluyen errores mínimos que delatan el fraude. Pasa el ratón por encima de los enlaces para ver a dónde llevan realmente. Si algo te parece raro o no coincide con lo esperado, no sigas adelante.
Los ciberdelincuentes se aprovechan de los fallos en el software para tomar el control de los dispositivos. Los sistemas desactualizados suelen tener vulnerabilidades que permiten instalar malware, robar datos o bloquear el acceso a tus cuentas. Mantener todo al día es una de las defensas más efectivas.
Activa las actualizaciones automáticas de tu sistema operativo, navegador y aplicaciones. Los atacantes suelen centrarse en versiones antiguas de programas muy usados, así que esos parches de seguridad marcan la diferencia.
Las redes wifi públicas, como las de cafeterías, aeropuertos o estaciones, hacen más fácil que alguien intercepte lo que haces online. Si entras en cuentas importantes en una red no segura, pueden robar tus contraseñas o espiar tu navegación.
Una red privada virtual (VPN) cifra tu tráfico y lo vuelve ilegible para cualquiera que intente curiosear. A la hora de elegir, busca un proveedor de confianza, con buen nivel de cifrado y política de cero registros. Y recuerda nunca acceder a tu banco online desde una wifi pública sin una VPN activa.
Instalar y mantener actualizado un buen programa antivirus o antimalware es esencial para detectar y bloquear amenazas antes de que causen daño. Estas herramientas analizan archivos, correos y descargas sospechosas, evitando que software malicioso se instale en tus dispositivos. Además, muchos programas incluyen funciones de protección en tiempo real, avisando sobre enlaces peligrosos o intentos de phishing.
Las redes sociales recopilan muchos datos personales que, en muchos casos, son públicos por defecto. Si no ajustas bien la configuración, cualquiera puede ver tus publicaciones, fotos o incluso tu ubicación.
Dedica unos minutos a revisar estos ajustes y decide quién puede acceder a tu información. Es mejor limitar la visibilidad a amigos o grupos concretos que dejarlo abierto a todo el mundo. Evita publicar datos sensibles como tu dirección, teléfono o próximos viajes. Y ojo con aceptar solicitudes de desconocidos: a veces son perfiles falsos creados para robar datos o difundir enlaces peligrosos.
Los delincuentes online también se aprovechan de quienes compran en internet, creando webs falsas, estafas de pago o correos fraudulentos para robar datos bancarios. Antes de meter tus datos, comprueba que la web sea segura. Estas deben siempre empezar por “https://” y mostrar el candado en la barra del navegador.
Haz tus compras en tiendas reconocidas y desconfía de ofertas que parecen imposibles. Usa preferiblemente tarjeta de crédito, ya que ofrecen más protección frente al fraude que las de débito.
Para la banca online, activa siempre la verificación en dos pasos y nunca entres desde ordenadores públicos o compartidos. Los bancos nunca te pedirán contraseñas por correo ni por teléfono. Si recibes un mensaje raro, llama directamente a tu entidad financiera usando el número oficial de su web.
Internet es una herramienta fantástica para comprar, trabajar o mantener el contacto con amigos y seres queridos, pero también exige estar atento. Siguiendo estas recomendaciones, podrás disfrutar de todas sus ventajas sin poner en riesgo tu seguridad.