La privacidad de las personas mayores, una asignatura pendiente en entornos familiares

Un informe elaborado por la Fundación HelpAge International España ha revelado múltiples situaciones de vulneración de la privacidad de las personas mayores en ámbitos como los cuidados sociosanitarios, las residencias, el uso de las tecnologías y los entornos familiares.
El documento, titulado Los derechos personalísimos y la privacidad de las personas mayores y presentado esta semana, denuncia la falta de respeto hacia este derecho fundamental y propone medidas para garantizar su protección.
Según los autores del informe, la sociedad ha normalizado una percepción errónea de la dignidad de las personas mayores, considerándola más flexible que la del resto de la población. Esta idea, añaden, está tan interiorizada que incluso algunas personas mayores contribuyen, de forma inconsciente, a perpetuarla.
Propuestas para transformar la situación
Para revertir este panorama, los responsables del informe hacen un llamamiento a los poderes públicos, las empresas y los medios de comunicación a trabajar de forma conjunta. "La privacidad debe situarse por encima de la institucionalización, el negocio y el morbo", subrayan. Además, destacan la necesidad de implicar a universidades, centros de investigación, organizaciones sociales y a la ciudadanía en general.
Entre las propuestas, el informe aboga por reubicar a las personas mayores en el marco social desde un enfoque de derechos. Esto implica preguntarse constantemente cómo afectan las circunstancias actuales a su autonomía, dignidad y derechos personalísimos. En este sentido, los expertos señalan la importancia de un acercamiento ético y jurídico específico que considere tanto la dimensión negativa de la autonomía (libertad de terceros no deseados) como la positiva (derecho a establecer una vida social privada).
El informe también sugiere desarrollar un marco normativo que proteja de manera explícita los derechos de privacidad de las personas mayores. Según los autores, la concepción de que el Derecho es neutral en cuanto a la edad oculta la inefectividad de ciertas garantías legales y justifica la ausencia de mecanismos para eliminar las barreras que dificultan el ejercicio de este derecho. Asimismo, señalan que la aprobación de una Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas mayores sería un paso clave para promover cambios normativos y políticas públicas en esta línea.
El cuidado, un ámbito con mayor vulnerabilidad
El ámbito de los cuidados aparece como uno de los entornos donde más se vulnera la privacidad de las personas mayores. Según el informe, estas intromisiones son "frecuentes e intensas", lo que requiere un enfoque ético riguroso por parte de los profesionales del sector. "Es fundamental fomentar una ética del cuidado que valore la confidencialidad, la discreción y la confianza, vinculando la intimidad directamente con la dignidad humana", recalcan.
Además, esta ética debe extenderse a todos los contextos sensibles a la privacidad, considerando siempre una perspectiva de género y diversidad, que incluya aspectos como la orientación sexual, la religión, las condiciones económicas o la discapacidad.
El informe subraya, además, la importancia de recopilar datos e información sobre la situación de los derechos vinculados a la privacidad de las personas mayores (como la Protección de datos personales, el honor o la intimidad familiar) en aquellos ámbitos donde su vulneración es más acentuada. Los autores destacan que las propias personas mayores deben ser parte activa en este proceso, participando en la creación de conocimiento y sensibilización sobre estos temas.
Educación y capacitación como herramientas clave
Finalmente, el informe propone una estrategia integral que incluya educación general para combatir el edadismo, formación específica para que las personas mayores conozcan y protejan sus derechos, y la provisión de herramientas que permitan a los poderes públicos implementar políticas eficaces en la defensa de la privacidad.
El respeto a la privacidad de las personas mayores, concluyen los autores, no es solo una cuestión ética, sino también un reflejo de cómo una sociedad valora la dignidad y los derechos de todos sus ciudadanos, sin importar su edad.