San Isidro, ejemplo de piedad popular y santidad cotidiana en Madrid

La celebración de San Isidro, patrón de Madrid, ha sido destacada por Alberto Fernández, delegado episcopal para la Causa de los Santos en la Archidiócesis de Madrid, como un ejemplo de piedad popular y santidad cotidiana.
Fernández subraya la relevancia de esta festividad, que refleja el "sensus fidei", o sentido de fe del Pueblo de Dios, manifestado en la devoción popular. San Isidro es considerado un modelo de santidad accesible, vivida en la familia y en la vida sencilla. La devoción al santo comenzó poco después de su muerte, extendiéndose rápidamente más allá de Madrid y alcanzando un reconocimiento global, especialmente en el ámbito rural. Fernández resalta que la santidad es una obra posible en cada vida, como lo fue en San Isidro y su esposa, Santa María de la Cabeza. La figura de San Isidro es venerada internacionalmente, con especial devoción en países como Argentina, Paraguay y Filipinas.
Alberto Fernández, delegado episcopal para la Causa de los Santos en la Archidiócesis de Madrid, ha destacado la relevancia de la fiesta de San Isidro como un ejemplo de piedad popular. Según Fernández, esta celebración es una manifestación del sensus fidei, el sentido de fe del Pueblo de Dios, que se refleja en la devoción popular. La figura de San Isidro es vista como un modelo de santidad cotidiana, vivida en lo pequeño, en la familia y en la vida sencilla.
La devoción a San Isidro comenzó poco después de su muerte y se extendió rápidamente más allá de Madrid. Alberto Fernández explica que, cuarenta años después de su fallecimiento, los vecinos trasladaron su cuerpo al templo de San Andrés, marcando el inicio de una devoción que se propagó por toda España. Hoy en día, San Isidro es venerado en todo el mundo, especialmente en el ámbito rural, donde su figura es omnipresente en imágenes y capillas.
Más allá de la devoción, San Isidro es una figura de gran actualidad por representar un modelo concreto de santidad. Según Fernández, encarna la santidad en la vida familiar, el amor a Dios y a los pobres, el trabajo bien hecho y el cuidado de la creación. Es un ejemplo de santidad accesible y cotidiana, que refleja el ideal que Dios ha soñado para el hombre, según el delegado episcopal.
Alberto Fernández subraya que la santidad a la que Dios nos llama es posible y no un sueño inalcanzable. Es una obra que Dios realiza en cada vida, independientemente de la historia personal. Fernández menciona que Dios puede obrar en cada uno, como lo hizo en San Isidro y su esposa, Santa María de la Cabeza, destacando la santidad vivida en el seno de una familia.
La devoción a San Isidro no se limita a Madrid; su figura es venerada en numerosos lugares del mundo, especialmente en países como Argentina, Paraguay y Filipinas. En estos lugares, la figura del santo ha calado profundamente, reflejando su influencia global. Fernández recuerda que la fiesta de San Isidro es una celebración de alcance internacional.
Finalmente, Alberto Fernández destaca que la celebración de San Isidro es un ejemplo luminoso de dos grandes realidades: la santidad vivida en lo cotidiano y el testimonio de la piedad popular. Esta última es una de las prioridades del Papa León XIV, quien desea prestar especial atención a la piedad popular, según el delegado episcopal.