El público contará con accesos más ágiles al Palacio Real de Madrid tras su remodelación

Patrimonio Nacional ha puesto en marcha un ambicioso proyecto para mejorar la experiencia de los visitantes en el Palacio Real de Madrid mediante la reorganización y modernización de sus accesos.
Esta intervención, financiada con 4,5 millones de euros procedentes de fondos europeos, permitirá renovar instalaciones clave sin interrumpir la actividad habitual del monumento.
Las actuaciones se centrarán en la renovación del Centro de Recepción de Visitantes (CRV), la rehabilitación de la Real Botica y la adecuación parcial de los Salones Génova, espacios a los que se trasladarán la cafetería y la tienda del recinto. Con esta reorganización, se busca agilizar la entrada, optimizar los sistemas de seguridad y control y ofrecer zonas más amplias y cómodas para la atención al público y la venta de entradas.
El plan responde al notable incremento en el número de visitantes al Palacio, un fenómeno que ha hecho necesaria la reconfiguración de los flujos de acceso y la modernización de las infraestructuras asociadas. Las obras, que se ejecutarán en varias fases durante el plazo de un año, respetarán el normal funcionamiento del Palacio Real, minimizando las molestias para el visitante.
A partir del mes de junio, el acceso provisional al recinto se habilitará por el ARCO de Santiago, en la confluencia de las calles Bailén y Requena. Una vez finalizadas las obras, se suprimirán las entradas temporales, pero el recorrido se modificará parcialmente: el ingreso continuará realizándose por el CRV, mientras que la salida se efectuará por la Plaza de la Armería, junto al mirador de la Galería de las Colecciones Reales.
Además de los cambios funcionales, el proyecto contempla la mejora de los sistemas de iluminación, climatización, seguridad y protección contra incendios, en consonancia con la preservación del valor patrimonial del edificio. La intervención se desarrollará en el ala este del Palacio Real de Madrid, una ampliación diseñada en el siglo XIX por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer por encargo de la reina Isabel II. Esta sección completó el cerramiento de la Plaza de la Armería, consolidando el carácter monumental del conjunto arquitectónico.