Ancelotti se enfrenta a casi cinco años de prisión por un presunto fraude fiscal con sus derechos de imagen

El juicio contra el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, ha quedado visto para sentencia tras la exposición de los informes finales.
El Ministerio Fiscal ha mantenido su petición de cuatro años y nueve meses de prisión al considerar acreditado que el técnico defraudó a la Hacienda Pública española durante los ejercicios fiscales de 2014 y 2015.
Durante la vista oral, Ancelotti decidió no hacer uso de su derecho a la última palabra. En su intervención final, el fiscal sostuvo que el entrenador recurrió a un conjunto de sociedades interpuestas en las Islas Vírgenes Británicas para canalizar el cobro de sus derechos de imagen, configurando así una “clarísima existencia de un plan o estructura defraudatoria”.
Según el Ministerio Público, la finalidad de esta estrategia era reducir de forma indebida su tributación en España. Afirmó además que el técnico italiano no reparó el daño cuando fue informado de las irregularidades en 2018, y que no fue hasta 2021 cuando se realizó el cobro principal de la deuda de un millón de euros. La Agencia Tributaria ha conseguido finalmente recuperar los importes mediante embargo, por un total de 1.217.958,24 euros, además de recargos e intereses que elevan la cantidad a más de 1,5 millones. El fiscal reclama, además, dos multas por un importe conjunto de 3.186.237 euros.
La Abogacía del Estado insiste en la "simulación" del contrato para eludir impuestos
El abogado del Estado coincidió con el fiscal al asegurar que la prueba practicada ha desmontado la presunción de inocencia del técnico, afirmando que existió una “absoluta simulación del contrato de derechos” con una de las sociedades pantalla. Con ello, se habría intentado ocultar la realidad económica y eludir el pago correspondiente de tributos en España.
Por su parte, la defensa de Ancelotti ha solicitado su absolución o, en caso de condena, la aplicación de atenuantes por dilaciones indebidas y reparación parcial del daño. Argumentó que su cliente fue “mal asesorado” y que los contratos presentaban importantes irregularidades. “Los contratos fueron una chapuza”, sostuvo el letrado, quien alegó que Ancelotti incluso presentó declaraciones fiscales en dos países distintos, lo que —a su juicio— contradice la intencionalidad de defraudar.
También defendió que el club buscaba una fórmula más favorable para la tributación del salario del técnico y que las cláusulas del contrato respondían a la prohibición en España de pactar salarios netos. “Ancelotti no tenía muy claro lo que estaba firmando”, afirmó, asegurando que el ahorro fiscal real para el Real Madrid fue de apenas 200.000 euros.
El 15 % del salario estaba vinculado a derechos de imagen
Durante el juicio, el entrenador explicó que cuando firmó con el Real Madrid en 2013, se estipuló que el 15 % de su salario se abonaría en concepto de derechos de imagen, gestionados mediante una sociedad cesionaria. “Nunca he dado importancia a los derechos de imagen. Los entrenadores no son tan importantes, pero sí los jugadores porque venden camisetas”, declaró Ancelotti ante el tribunal.
El fiscal recordó que, pese a confirmar su residencia fiscal en España y fijar su domicilio en Madrid, Ancelotti únicamente declaró los rendimientos del trabajo percibidos del club, omitiendo los ingresos procedentes de sus derechos de imagen, que supuestamente cedió de forma ficticia a otras entidades.
El escrito de acusación indica que el contrato de trabajo con el Real Madrid fue suscrito el 4 de julio de 2013, con vigencia hasta junio de 2016, y contemplaba tanto el salario como los rendimientos por derechos de imagen. Aunque cesó su actividad como entrenador del club en mayo de 2015, continuó residiendo en Madrid al menos hasta octubre de ese año, lo que, según la Fiscalía, obliga a declarar toda su renta mundial en España también en ese ejercicio.
En total, el técnico italiano percibió 14.867.622,25 euros en concepto de rendimientos del trabajo, lo que refuerza —según el Ministerio Fiscal— su obligación de tributar íntegramente en España. Para canalizar los ingresos por derechos de imagen, Ancelotti habría utilizado un entramado de fideicomisos y sociedades interpuestas que, según la acusación, tenía como único propósito evitar la carga fiscal correspondiente.