El megalodón pudo medir 24 metros y pesar 94 toneladas

Investigadores de varios países han desvelado nuevos detalles sobre el tamaño, la forma corporal y la biología del megalodón, el tiburón prehistórico más grande conocido, que vivió en los océanos entre hace 15 y 3,6 millones de años. A partir del análisis de una columna vertebral fósil de 11 metros hallada en Bélgica, y comparándola con la anatomía de 165 especies de tiburones actuales y extintas, los científicos han estimado que este espécimen alcanzó una longitud total de 16,4 metros.
No obstante, basándose en otras vértebras más grandes encontradas en Dinamarca, de hasta 23 centímetros de diámetro, los expertos han planteado que algunos ejemplares pudieron medir hasta 24,3 metros. Esta sería, por el momento, la estimación máxima posible para Otodus megalodon según los datos disponibles. La investigación, publicada en la revista Palaeontologia Electronica, ha sido liderada por Kenshu Shimada, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad DePaul (Estados Unidos).
El estudio contradice la visión tradicional que equipara la apariencia del megalodón con la del actual gran tiburón blanco, y propone en cambio que se parecía más al tiburón limón, de cuerpo más estilizado. Esta diferencia tiene implicaciones relevantes: los cuerpos delgados son más eficientes hidrodinámicamente, lo que permite a algunas especies alcanzar tamaños gigantescos. Es el caso del tiburón ballena, el tiburón peregrino o las ballenas. Por el contrario, los cuerpos robustos como el del gran tiburón blanco, aunque puedan alcanzar tamaños importantes, están limitados por su propia morfología para crecer mucho más.
A diferencia de estudios anteriores, que se basaban en gran medida en comparaciones directas con el gran tiburón blanco, esta investigación ha empleado una metodología novedosa, tomando como referencia una muestra mucho más amplia de especies. Esto ha permitido redefinir no solo el aspecto físico del megalodón, sino también otros aspectos de su biología.
Según los cálculos realizados, un ejemplar de 24,3 metros habría tenido un peso aproximado de 94 toneladas, y su velocidad de crucero oscilaría entre los 2,1 y los 3,5 kilómetros por hora, comparable a la del tiburón blanco actual.
Los patrones de crecimiento observados en el espécimen belga apuntan a que los recién nacidos medían entre 3,6 y 3,9 metros y que se alimentaban de huevos en el útero, un comportamiento documentado también en otras especies de tiburones. Por otra parte, la aparición del gran tiburón blanco hace unos 5 millones de años pudo haber desempeñado un papel decisivo en la extinción del megalodón, debido a la competencia directa por presas en los ecosistemas marinos.
Aunque muchas de las interpretaciones siguen siendo provisionales, el trabajo de Shimada y su equipo ofrece un nuevo marco de referencia para estudiar al megalodón y sienta las bases para investigaciones futuras. Los autores confían en que el hallazgo de un esqueleto completo en el futuro permita comprobar las hipótesis formuladas.