Formar un hábito saludable puede tardar hasta casi un año, según un estudio

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Australia Meridional ha revelado que establecer un hábito saludable puede requerir más tiempo del que se creía hasta ahora.
La investigación, que constituye la primera revisión sistemática sobre este tema, concluye que, aunque los nuevos hábitos pueden empezar a formarse en un periodo de entre 59 y 66 días, pueden necesitar hasta 335 días para consolidarse por completo.
Este hallazgo revisa la extendida creencia de que solo hacen falta 21 días para adoptar un nuevo hábito. Según los autores, el descubrimiento tiene implicaciones importantes para diseñar intervenciones sanitarias destinadas a fomentar comportamientos saludables y prevenir enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares o los accidentes cerebrovasculares. Dichas afecciones, destacan, pueden evitarse mediante la modificación de hábitos poco saludables.
El papel de la constancia y los factores individuales
El doctor Ben Singh, investigador principal del estudio, explica que la consolidación de un hábito saludable es un proceso más prolongado y variable de lo que se suele pensar. "Crear hábitos saludables es clave para mantener un bienestar a largo plazo, pero lograrlo, y abandonar los hábitos perjudiciales, puede ser un desafío", afirma Singh.
Contrario a la creencia popular, el tiempo para formar un hábito saludable varía significativamente. "Nuestra investigación muestra que, aunque el proceso puede comenzar en torno a los dos meses, también hay casos en los que puede extenderse desde unos pocos días hasta casi un año. Por tanto, las personas que buscan adquirir hábitos más saludables no deberían desanimarse si no lo logran en el plazo comúnmente asumido de tres semanas", añade el investigador.
El análisis, que incluyó a más de 2.600 participantes, también identificó factores que pueden influir en la eficacia para formar nuevos hábitos. Entre ellos, destacan la frecuencia con la que se realiza la actividad, el momento del día en que se practica y el grado de disfrute asociado a la nueva rutina. Según Singh, "incorporar la actividad a una rutina matutina aumenta la probabilidad de éxito, al igual que disfrutar de la práctica en sí".
Estrategias para consolidar hábitos saludables
El estudio también propone consejos prácticos para quienes desean consolidar nuevos hábitos. Singh sugiere planificar con antelación y establecer intenciones claras para llevar a cabo el comportamiento deseado. "Preparar la ropa para el gimnasio la noche anterior o tener un almuerzo saludable listo en la nevera son ejemplos simples que pueden facilitar el éxito", indica.
Además, personalizar las estrategias de formación de hábitos según el contexto individual puede ser crucial. "Diseñar planes adaptados a nuestro día a día nos sitúa en una mejor posición para alcanzar nuestros objetivos", concluye Singh.
Implicaciones para la salud pública
Aunque los investigadores reconocen que se necesita más estudio sobre el tema, consideran que estos hallazgos pueden orientar futuras iniciativas de salud pública y programas personalizados que promuevan cambios de comportamiento sostenidos. Las conclusiones destacan la importancia de la paciencia y la constancia a la hora de transformar hábitos, subrayando que el esfuerzo a largo plazo es esencial para lograr un impacto positivo en la salud personal y colectiva.