Un software que diagnostica la salud de los ríos

Un software que diagnostica la salud de los ríos

La Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha desarrollado un software que diagnostica la salud de los ríos, cuyo objetivo es similar a un protocolo de análisis de sangre que selecciona qué variables medir.

La metodología, denominado IAHRIS y de libre difusión, ha sido recomendado para su aplicación en la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea, informa este martes una nota de la universidad madrileña.

Carolina Martínez y José Anastasio Fernández, de la Escuela de Ingeniería Técnica Forestal de la UPM, han diseñado este protocolo de evaluación de la alteración hidrológica de ríos para analizar el buen estado ecológico de las masas fluviales de agua.

Su objetivo es comparable a un protocolo de análisis de sangre: hay que elegir qué variables medir -las que mejor pueden informar de la salud del paciente- y compararlas con los valores de referencia normales.

En este caso, las variables son de carácter hidrológico, pero con una contrastada trascendencia ambiental, basadas en valores de referencia aportados por el régimen natural del tramo de río en estudio.

Para la Unión Europea es esencial la salvaguarda de los sistemas fluviales.

A través de la directiva del Agua se exige que la calidad del agua sea óptima y que esta circule en un régimen adecuado.

Es decir, que los cauces contengan agua en cantidad y estacionalidad (variabilidad a lo largo del año) como responderían a patrones naturales.

IAHRIS cuantifica la alteración del régimen producida por el aprovechamiento de los recursos hídricos; facilita la interpretación de los impactos ambientales de esa alteración, y ofrece criterios objetivos y cuantificables a la hora de establecer prioridades en las medidas para alcanzar los objetivos exigidos por la directiva.

Las presas son el elemento que más altera el régimen natural de los ríos.

Las dedicadas al abastecimiento urbano generan una reducción de los caudales circulantes, mientras que las destinadas al regadío causan una fuerte alteración de la estacionalidad, pudiendo aumentar mucho los caudales circulantes en verano respecto de los naturales.

Sin embargo, hay un nuevo tipo de infraestructura, común a las grandes ciudades, que pueden alterar el caudal circulante: las depuradoras de agua, que aumentan artificialmente el nivel del río al que entregan sus efluentes.

Como ejemplos de alteraciones en la región madrileña, los dos profesores de la UPM escogieron dos ríos, Jarama y Manzanares, para comprobar su estado ambiental.

El primero, en su tramo alto, es un caso claro de aprovechamiento para abastecimiento urbano.

Su principal afluente en ese tramo, el Lozoya, está regulado por cinco presas.

El propio Jarama tiene una presa más en la cabecera de su nacimiento.

Todas estas infraestructuras tienen como uso fundamental el abastecimiento a Madrid.

El efecto en el régimen es fundamentalmente cuantitativo, con una reducción en las aportaciones anuales de hasta el 70 %. Su regulación también afecta a la variabilidad estacional, que se reduce en un porcentaje similar.

En cuanto al Manzanares, IAHRIS mostró que, aguas abajo de Madrid, este curso fluvial presenta una alteración tan singular como intensa.

Este cambio es fruto de los efluentes de las depuradoras que entregan al río agua que se tomó de otras cuencas, fundamentalmente del alto Jarama, y también del alto grado de impermeabilización de una parte importante de su cuenca.

La alteración es tal que las aportaciones anuales que circulan en ese tramo del río pueden ser de hasta un 400 % superior a las de las condiciones naturales.

Según la profesora Carolina Martínez, en la España mediterránea es frecuente que se dé la paradoja de que algunos ríos tengan más caudal en verano que en invierno.

"La irregularidad propia del clima Mediterráneo hace que sea necesario almacenar en invierno y primavera para utilizarla en verano. Si el tramo de río que hay aguas abajo de una presa se utiliza para llevar en verano ese agua almacenada en la época de lluvias a los cultivos, se produce una alteración de la estacionalidad del régimen que, en algunos casos, puede ser muy importante".

Un ejemplo es el embalse de Contreras, en el río Cabriel, principal afluente del Júcar. El agua almacenada se usa sobre todo para el regadío en la Plana del Júcar, y en el mes de julio el tramo del Cabriel aguas abajo de Contreras puede llevar hasta siete veces más de lo que le corresponde en régimen natural.

Para paliar este tipo de alteraciones que modifican gravemente el ecosistema, la legislación española prevé la implantación de un régimen ambiental de caudales o caudales ecológicos que deben circular aguas abajo de las grandes presas, compatibilizando el aprovechamiento de los recursos hídricos con la conservación del ecosistema fluvial.

IAHRIS ofrece la estimación de algunos de estos componentes con una herramienta flexible que permite al usuario elegir distintos escenarios de régimen ambiental de caudales.

Así se puede buscar el modo que, en función del volumen disponible de agua en un año determinado, compatibilice mejor las demandas con la salud del ecosistema.

La metodología puede descargarse desde la web del grupo de investigación Ecogesfor.

 

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