¿Cómo elegir al abogado adecuado para cada problema?
Existe un porcentaje muy alto de posibilidades de que una persona necesite la ayuda de un abogado a lo largo de su vida. Los motivos pueden ser muy variados: desde buscar un acuerdo de custodia de hijos hasta reclamar los impagos de una empresa, pasando por otro tipo de causas civiles o penales de mayor o menor gravedad.
Para la mayor parte de la sociedad, sin embargo, el ámbito jurídico es un espacio ajeno que genera muchísima inseguridad y temores; algo que puede cambiar si se cuenta con el abogado adecuado a lo largo de todo el proceso. Así lo consideran desde Cervera Peláez Abogados, un bufete madrileño en Majadahonda que ofrece algunas claves para elegir el letrado más recomendable en cada caso.
Hiperespecialización como principal condición
El ámbito del derecho es tan amplio y diverso como la propia vida: cualquier faceta del día a día es susceptible de ser juzgado y, por tanto, los usuarios afectados necesitan una defensa adecuada a la situación.
Por ejemplificar de un modo muy claro, la abogacía tiene tantas arterías y secciones como la medicina. Y si un sanitario especialista en neurología no puede operar una pierna rota, ¿qué nos hace pensar que un abogado que trabaja generalmente con divorcios es una buena opción para llevar un caso relativo a un problema de robo de patentes empresariales?
En la actualidad, los abogados con una mayor ratio de casos ganados a sus espaldas son aquellos que trabajan centrados en un único tipo de conflictos. Existen letrados centrados en el derecho de familia, los que trabajan en el ámbito de las reclamaciones civiles en el sector empresarial o los que se dedican a tiempo completo a casos graves de causa penal.
Optar por un despacho con profesionales especializados es, por tanto, una de las mejores decisiones que se pueden tomar a la hora de elegir a un abogado adecuado para cada problema.
Verificar la experiencia
La experiencia es un grado y, dentro del hecho de trabajar con abogados especializados, convendrá apostar especialmente por aquellos que cuenten con una larga trayectoria y, especialmente, una historia de juicios o acuerdos favorables para sus clientes.
Esto se puede preguntar directamente al letrado, pero también se puede certificar a través de las opiniones de clientes que ya se han puesto en sus manos en el pasado. Conocer opiniones reales y objetivas es hoy en día muy fácil gracias a Internet.
Basta con introducir el nombre del profesional o del bufete en el buscador para ver cómo otros clientes han calificado la atención recibida, así como la experiencia de trabajo con estos profesionales.
Colaboración interdisciplinaria
La hiperespecialización tiene un lado negativo: en cuanto el asunto se sale de los márgenes donde habitualmente trabaja este abogado, el profesional puede tener ciertas lagunas en las que no se sepa desenvolver con tanta soltura.
Afortunadamente, esto no es grave y tiene solución. Esta se encuentra en los bufetes de abogados interdisciplinares. Así trabajan en Cervera Peláez Abogados y en muchísimas otras empresas legales de Madrid, con una serie de profesionales especializados en distintos campos.
Esto permite la colaboración entre unos y otros colegas de trabajo, la evaluación de expedientes en común e incluso la posibilidad de enfrentar un caso desde unas perspectivas únicas y originales.
Por ejemplo, un caso de divorcio en el que hay que repartir la propiedad de una empresa puede ser llevado por un abogado de familia. Este, en ocasiones, puede tirar del compañero especializado en mercantil para armar una buena propuesta de separación de la empresa en el acuerdo de divorcio.
Confianza y transparencia
El trabajo con los abogados suele ser necesario siempre en casos de conflicto ante los que se requiere una solución. Es importante señalar esto, pues el estado de ánimo de los clientes en estos casos suele ser de tensión, preocupación e incluso enfado. En este contexto, encontrar a un interlocutor que ofrezca confianza y transparencia también debe ser visto como un acierto a la hora de elegir abogado.
Aunque esto no tenga una relación directa con obtener una resolución judicial cercana a los intereses del cliente, lo cierto es que un abogado cercano y que hable claro desde el primer momento facilita mucho las cosas.
La confianza entre el profesional y el cliente también se ha demostrado como una potente herramienta para que el usuario se abra completamente y no guarde nada que tenga que ver con el proceso judicial que se tiene en el horizonte. Esto es clave a la hora de preparar la estrategia de defensa.
El presupuesto desde el primer día
Una buena pista de que se ha contratado al abogado o al bufete correcto tiene que ver con el asunto del coste. Muchos profesionales del derecho tienen por costumbre no ofrecer mucha información sobre los costes asociados a su trabajo e implicación en el proceso. Esto, sin duda, es un motivo de desconfianza.
Una pista de profesionalidad tiene que ver con el modo en el que se trata la cuestión económica: si se habla claro de costes, gastos adicionales, dietas y posibles sobrecargos por reclamaciones, etc. quiere decir que el abogado no dará desagradables sorpresas a sus clientes.
Esta práctica suele ser común en letrados que trabajan con la misma profesionalidad en el resto de las facetas, por lo que es una clave a tener en cuenta cuando se quiere contratar al abogado correcto. ¡Y además protege el patrimonio del usuario, que no tendrá que hacer frente a facturas inesperadas!
A todas estas precauciones hay que sumar algo más: el instinto, las primeras impresiones, la sensación que el propio usuario se lleva del primer encuentro con el abogado. Puede parecer una tontería, pero sentir sintonía y llevarse un buen sabor de boca de la consulta inicial suele ser una señal de haberse puesto en manos del abogado correcto.
Estos son los principales consejos que se pueden tener en cuenta ante la necesidad de contar con un profesional de la ley que nos acompañe en cualquier tipo de proceso. Y hacerlo con la tranquilidad de que quien presta la asistencia legal es el profesional correcto.
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