Vapers para dejar de fumar

Dejar de fumar es un reto que intentan más de tres millones de españoles cada año, lo que supone un 20% del total de la población fumadora.
Este porcentaje asciende a casi 7 de cada 10 a lo largo de toda la vida. Las fórmulas para cumplir con este objetivo han ido cambiando con el paso de los años y en la actualidad hay un camino efectivo que está avalado por autoridades sanitarias de algunos de los países más desarrollados del mundo. Es el vapeo, que tiene detrás una industria que está realizando un esfuerzo titánico para cambiar la mentalidad del fumador. La cadena de tiendas de Vapers, Ivapeo, desde sus inicios ha defendido su utilidad como herramienta contra el tabaco.
Las diferencias entre una aspiración en un vaper y una calada a un cigarrillo son enormes, desde la perspectiva de la salud. Es una acción que implica inhalar un líquido, que se calienta dentro del artilugio y que después es consumido en forma de vapor. El sector ha desarrollado sabores y aromas muy interesantes que resultan atractivos para el consumidor y, si bien hay una mínima presencia de nicotina en algunos líquidos, ésta es muy inferior a los niveles presentes en un cigarro. Estos líquidos utilizados en un vaper son productos seguros que no tienen un efecto nocivo sobre la salud, de manera que el usuario tiene la garantía de que está consumiendo un producto que, aunque es diferente, no le supone un daño sanitario.
El consumo de tabaco está ligado a motivos psicológicos y sociales, además de los efectos aditivos que genera la nicotina. Por un lado, la gente fuma porque vive en una situación de estrés y encuentra en el cigarro la vía para relajarse. También lo hace debido a que esta acción se ha convertido en costumbre o porque es una manera de socializar. Otros fuman y yo también; y esta tendencia crece hasta el punto de que las personas necesitan tener algo en la boca cuando están en contacto con otras personas.
Minimiza los riesgos del tabaco
El vaper solventa de raíz la mayoría de estos motivos, ya que desde el punto de vista socializador o como respuesta a la intranquilidad, sus efectos son muy similares a los del tabaco. El hábito de estar fumando puede ser sustituido por el hábito de estar inhalando un líquido que, además, tiene un aroma muy atractivo. La adicción puede, incluso, dar un giro de 180 grados y poner en el centro a este vapor, en lugar del cigarrillo. Sustituir la nicotina es un proceso más complejo y por ello muchos líquidos de vaper incluyen un mínimo porcentaje de esta sustancia, por lo que las consecuencias nocivas son mucho menores.
Otro riesgo asociado al tabaco está ligado a la economía doméstica. De media, un español se gasta al año más de 1.800 euros en tabaco, una cifra que se reduciría notablemente mediante el consumo del vaper. Hay una amplia variedad de estos artículos, por lo que el usuario encuentra fácilmente la opción que mejor se ajusta a sus preferencias y su situación económica. El líquido consumible puede tener una duración de hasta siete días y el coste de un frasco se sitúa en torno a diez euros. Si hacemos un cálculo rápido, este implica un gasto de unos 500 euros anuales, muy por debajo de la inversión que requiere el tabaco.
Reino Unido y Francia los recetan
La capacidad del vaper como elemento sustitutivo del tabaco ha estado avalada por importantes autoridades sanitarias, como son Reino Unido y Francia. Los británicos fueron pioneros a la hora de recomendar este producto como camino para dejar de fumar y lo han hecho a través de sus instituciones médicas, que lo consideran como “95 % menos dañino” según sus estudios realizados. El porcentaje es tan elevado que hasta los propios médicos británicos recomiendan, en sus consultas, su consumo a los fumadores.
El siguiente país en sumarse a esta corriente ha sido Francia, cuya Autoridad Nacional de Salud emitió en 2019 un comunicado en el que avaló la idea de que el cigarrillo electrónico es un camino apto para que los usuarios abandonen el consumo de tabaco. Estas declaraciones están contextualizadas en el marco de seguridad y calidad que la Unión Europea puede garantizar. La institución comunitaria ha mandado el mensaje de que la legalidad vigente en la región tiene la capacidad para controlar que los productos sean óptimos.
La fortaleza legal de la Unión Europea en el ámbito sanitario supone un aval para que otros países comunitarios se sumen a la corriente iniciada por Reino Unido y secundada por Francia. Los Gobiernos se han dado cuenta que los gastos sanitarios asociados al consumo de tabaco no se compensan con los impuestos, así que buscan fórmulas para reducir esta tendencia. El vapeo, por motivos evidentes, se postula como una solución viable y efectiva.