El Gobierno de Tamames

El Gobierno de Tamames

Claro que Ramón Tamames tiene tantas posibilidades de convertirse en el sucesor de Pedro Sánchez en La Moncloa como usted o como yo, o aún menos. He leído estos días decenas de entrevistas con él, en este su cuarto de hora de nuevo y quizá postrer protagonismo, y en ninguna he visto reproducido lo que a mí me dijo el pasado miércoles cuando le pregunté a propósito de la oferta de VOX para que se convierta en el candidato alternativo en una Moción de Censura al presidente del Gobierno: "Estas son oportunidades que solo pasan una vez en la vida", me dijo.

Y, a los noventa, estas oportunidades, se abstuvo de añadir, hay que pillarlas al vuelo.


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Así que sospecho que quien fue camarada en el Partido Comunista se va a decidir, tras este finde semana de meditación, por convertirse en la punta de la pirotecnia de Santiago Abascal. Un episodio chusco más dentro de la frivolidad política que nos anega. Y ya, como divertimento, se me ocurrió imaginar el que sería 'Gobierno Tamames'. Nueva pirueta política del personaje, de quienes le lanzan al nuevo estrellato y, en definitiva, de una sociedad a la que han hecho inmune al surrealismo político.

A Tamames ya le incluyeron en un Gobierno loco. Fue en febrero de 1981, cuarenta y dos años ya, cuando el general Armada acudió al Congreso para llevar al teniente coronel Tejero, que tenía secuestrado el Parlamento, una lista de 'gobierno de concentración', presidido por el propio Armada. "Y ¿para tener a un comunista en el Gobierno he hecho yo todo esto?", contaba discretamente Armada que le respondió, despectivo, el Guardia Civil golpista, señalando el nombre de Tamames como posible ministro de ya no me acuerdo qué. No sé si Tejero es simpatizante de Vox --muchos otras opciones no tiene--, pero seguro que estará partiéndose de la risa, o más bien de la ira, al ver la trapisonda urdida por el escritor, apenas tres años más joven que el nonagenario Tamames, Fernando Sánchez Dragó. A quien sin duda un Tamames hipotéticamente victorioso en la moción de censura recompensaría por su idea, haciéndole algo así como ministro de Cultura, Dios nos ampare.

Abascal sería, claro, vicepresidente. Y Fernando Suárez, el último ministro superviviente de Franco, que coincidió con Tamames este viernes en el funeral por el socialdemócrata ucedista José Ramón Lasuén, se convertiría quizá en ministro de la Presidencia. "De Exteriores, y como coalición, Cayetana Alvarez de Toledo", bromeó ayer conmigo un viejo amigo socialista, contemporáneo de Sánchez Dragó, que, como acompañante de aquella campaña de Felipe González victorioso hace cuarenta años, conoce bien las páginas del pasado.

Claro que el pasado debe estudiarse como algo glorioso o miserable, pero nunca como algo que se convierte en patético. Conozco y aprecio a Tamames, ya digo, desde los viejísimos tiempos de militancia comunista. Me gustaría, francamente, que se decantase por el 'no', porque, como decía el severo José María Aznar al conocer este proyecto loco, la política debe tomarse en serio. Y el catedrático Tamames, el hombre que escribió la 'Estructura económica de España' con la que muchos complementamos la asignatura del Samuelson, no puede ser objeto de chirigotas. Porque mucho me temo que los chirigoteros gaditanos, a los que en la política española no les faltan fuentes de inspiración, deben estar ya preparando algún número especial dedicado a 'don Ramón, el de la fallida moción'.

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