Fichar, una buena idea del Gobierno de España

No soy muy dada a alabar a Pedro Sánchez. He seguido de cerca su trayectoria y que cae mal. Muy mal. Se ve que no tengo los mismos gustos que los que le harán Presidente del Gobierno de nuevo. Por eso él está ahí y yo en mi nido de avispa en un periódico regional.
Al grano. Me ha encantado la medida de obligar a todas las empresas, pequeñas y grandes, a llevar un registro del fichaje de los trabajadores. Se acabó la esclavitud con traje y corbata. Se acabó el comerse horas extras porque a tu jefe le gusta estar en la oficina y no tiene vida social o no quiere aguantar a sus hijos cuando llega a casa.
Ahora la inspección de trabajo sabrá quién hace horas extras. Y si se las pagan. Hasta ahora era una práctica bastante habitual quedarse hasta bien caída la tarde para terminar un proyecto. Pero terminabas un proyecto y empezaba otro, por lo que las horas extras pasaban de ser coyunturales a estructurales. Y ay de ti si te ibas a la hora, porque la mirada de tu jefe era implacable. Y la de tus compañeros. Conozco a una persona que tiene una hora para comer en su trabajo, pero su jefa le ha dicho que no quiere que se vaya a la calle aunque no tarde más de la hora prevista: debe comer en la oficina. ¿Para qué? Supongo que para que el trabajador se aburra y siga con su tarea antes de que pase su hora de comer. Creía que la esclavitud estaba abolida, pero se ve que es -o era- puro espejismo.
De modo que esas consultoras en las que comienzan su vida laboral muchos jóvenes recién graduados estarán buscando el modo de volver a hacer la trampa.
Accenture, Deloitte, Ernst & Young, KPMG, McKinsey, PricewaterhouseCoopers y otras del estilo tenían como práctica común exprimir a sus empleados bien trajeados a cambio de unas monedillas con la promesa de medrar y medrar, con el tiempo, en la empresa. Pero hasta entonces, todas las horas que dedicaran sus trabajadores esclavitos eran pocas. O lo que es lo mismo, obtener un buen margen de beneficios a costa de las horas extras no pagadas.
Eso se acabó. Estoy deseando ver cómo sortean la norma. Porque, de seguro, que lo intentarán.