Desde la muerte de Hitler hasta la rendición

El nuevo libro del historiador, periodista y antiguo redactor en “Die Zeit”, Volker Ullrich (1943, Celle, Alemania), “Ocho días de mayo. De la muerte de Hitler al final del Tercer Reich” (Taurus, 2023) trata de la última semana del Tercer Reich. Es un dramático periodo transitorio de tambaleo en esa irrealidad real entre el “ya no” y el “todavía no”. Y esta vida en el intermedio balanceo tenía una características y consecuencias muy diferentes para los distintos grupos de personas.
Enormes trenes de refugiados con alemanes del este de Europa se dirigían hacia el oeste con un destino poco claro; en el “Reich” deambulaban alrededor de 11 millones de antiguos prisioneros de campos de concentración, prisioneros de guerra y trabajadores forzados, los llamados “desplazados”, medio hambrientos e indigentes; muchas mujeres y niñas vivieron la época como una de brutales agresiones sexuales por parte de soldados rusos y de otros países ocupantes; entre los nazis “cien por cien” –tanto civiles como soldados y oficiales– se desató una auténtica epidemia de suicidios. Ullrich ofrece un relato vivo y contundente, que no dejará indiferente a nadie.
A lo largo de estos ocho días explica cómo reaccionan los líderes alemanes y los mandos militares ante la invasión de los ejércitos aliados en todos los frentes de la patria, y cómo, a medida que se filtra la noticia de la muerte de Hitler, sus respuestas van desde la resistencia hasta la capitulación inmediata. También escribe sobre los civiles alemanes –algunos muy conocidos, otros no– que viven bajo los bombardeos y, desde luego, en el Este, su terror ante el avance de los rusos y lo que eso significará. Y a medida que el avance entra en Berlín las historias de la brutalidad de la ocupación se hacen eco. Hay descripciones de alemanes por todo el país que viven con miedo, sin comida, con poco cobijo. A medida que comienza la ocupación y un nuevo orden mundial, los alemanes comprenden rápidamente que muchos de ellos y su propio país tienen una barbaridad de crímenes a los que enfrentarse y Ullrich hace hincapié en esta comprensión de la realidad.
El final de la guerra de Alemania suele estar íntimamente ligado a la vida del hombre que la llevó hasta allí. Sin embargo, el gobierno de Karl Dönitz que sucedió al suicida no fue un simple medio administrativo para firmar un acuerdo de rendición. Es una de las partes más interesantes del libro: el establecimiento del Gobierno de Flensburgo. Ullrich examina, por ejemplo, el modo en que Dönitz ordenó a las tropas de la Wehrmacht que siguieran luchando contra el Ejército Rojo, lo que provocó más muertes mucho después de que Alemania estuviera derrotada, al tiempo que intentaba negociar rendiciones parciales con las potencias occidentales.
Esto fue rechazado por Eisenhower según los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Yalta a principios de 1945. Sólo la rendición incondicional sería válida. El 7 de mayo, los delegados del Gobierno de Flensburgo, encabezados por Alfred Jodl, firmaron ante altos mandos estadounidenses, británicos, franceses y rusos el fin de la guerra para el día 8. Wilhelm Keitel firmó otro acuerdo de rendición a instancias de Stalin en Berlín a última hora del 8 de mayo. La guerra había terminado.
A medida que los canales de influencia y comunicación alemanes se estrechaban en aquellos días finales, también lo hacía la capacidad de Dönitz y de los funcionarios administrativos restantes para gobernar con eficacia. Por ello, el libro es también el relato de un caos. El lector se enfrenta a un cuadro panorámico; recorremos la escena y contemplamos negociaciones de rendiciones fallidas y el espantoso espectáculo de desfiles de refugiados y judíos atravesando todo ello.
La estructura, a pesar de reflejar aparentemente cada uno de los ocho días como un capítulo individual, permite que los acontecimientos se extiendan hacia el pasado y el futuro desde su origen narrativo, a principios de mayo. A través de este método, Ullrich ofrece al lector una guía legible de un periodo caótico y a menudo ignorado, pero al mismo tiempo muy relevante para la comprensión de los sucesos siguientes de nuestra historia.
El volumen condena a Dönitz y su gobierno a la muerte sin sentido de soldados y civiles, y quizá también a los alemanes cuya complicidad hizo posible tantos crímenes. Sin embargo, también critica las actividades y la política de los Aliados durante los primeros días de mayo. Estos parecen a veces inflexibles en su deseo de rendición incondicional, y la violencia que siguió el Ejército Rojo se muestra en toda su brutalidad.
Es un libro de lectura obligada para quienes deseen saber más sobre ese agudo aliento final de la guerra de Hitler, antes de que los Aliados comenzaron a reorganizar Alemania y a repartírsela.
@estaciondecult
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