Acusado de asesinar de 55 puñaladas a su examigo en Parla: "Me iba a matar"

Un acusado de asesinar de 55 puñaladas a un antiguo amigo en un estacionamiento público de la localidad de Parla en julio de 2015 ha afirmado que actuó en defensa propia y que "si no hacía algo" la víctima le "iba a matar".
La Audiencia Provincial de Madrid ha comenzado el juicio con jurado a Juan Carlos P.A., para quien la Fiscalía solicita 19 años de prisión como presunto autor de un delito de asesinato con ensañamiento.
Según el procesado, el 25 de julio de 2015 la víctima se acercó a la furgoneta en la que Juan Carlos vivía y le amenazó de muerte, para acto seguido dirigirse hacia su vehículo, por lo que el acusado interpretó que iba a hacerse con un arma.
"Tenía miedo porque era una persona corpulenta y había sido vigilante de seguridad, podía tener armas", ha explicado el procesado, que conocía a la víctima por haber trabajado junto a él en 2007 y con la que comenzó a mantener una relación tensa después de que el fallecido acusara a Juan Carlos de haberle robado.
El procesado ha relatado que, después de sufrir la amenaza, fue hacia el coche en el que estaba su examigo y, a causa de un "miedo terrible" por lo que le pudiera suceder, le asestó 55 puñaladas por "donde podía".
Según la Fiscalía, el acusado le asestó primero una puñalada en el abdomen, que no puso en peligro su integridad física, ocho puñaladas en la cara, una en la cavidad bucal, cinco más en la cavidad torácica, cuatro en la cavidad abdominal, veintisiete en el brazo derecho y nueve en el izquierdo.
El escrito del fiscal subraya que con tal número de cuchilladas y de forma deliberada intentó causar un dolor añadido a la muerte, pues de todas las puñaladas sólo dos eran mortales.
Después del suceso, según ha explicado el procesado, huyó del lugar en dirección a Pinto, aunque no se deshizo del arma - un cuchillo de 33 centímetros- ni de su ropa manchada de sangre porque eran sus "pertenencias y las necesitaba para comer y vestirme".
Por último, Juan Carlos ha asegurado que "no tenía motivos para matarle" y, de tenerlos, "hubiera ido a su casa y no hubiera esperado a que viniera a la mía".
El juicio continúa mañana con la declaración de testigos.