El Papa Francisco rechaza limitar el debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia a la ordenación
El Papa Francisco ha subrayado que no quiere reducir el debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia exclusivamente a su posible ordenación como sacerdotes o diáconos.
Durante una reunión privada con 150 miembros de la Compañía de Jesús, revelada por la revista italiana La Civiltà Cattolica, Francisco expresó su deseo de abordar el papel de la mujer en la Iglesia de una manera más amplia. En el encuentro, que tuvo lugar durante su visita a Bélgica y Luxemburgo del 26 al 29 de septiembre, el Papa destacó la importancia de las mujeres en roles de responsabilidad en el Vaticano, citando ejemplos como Raffaella Petrini, secretaria general del Governatorato del Vaticano, y Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
El Papa señaló que, desde la llegada de estas mujeres a estos cargos, las cosas han mejorado debido a su capacidad de juicio. Francisco también recordó que las mujeres ejercieron el ministerio diaconal en la Iglesia primitiva, aunque dejó claro que el tema de la ordenación de mujeres como diáconos no es parte del debate oficial en el actual Sínodo sobre la Sinodalidad, que finalizará el 27 de octubre con un documento de propuestas.
Sin embargo, durante este Sínodo, algunas voces han expresado la necesidad de debatir sobre este tema. Mary Theresa Barron, delegada sinodal y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), destacó que algunas mujeres sienten la llamada al sacerdocio o al diaconado y que esta cuestión debería considerarse desde la perspectiva del Espíritu, más allá de los límites teológicos o canónicos actuales.
En cuanto a otro tema abordado en la conversación con los jesuitas, el Papa habló sobre las migraciones y la importancia de la integración, afirmando que la falta de esta puede tener consecuencias negativas tanto para los inmigrantes como para la sociedad que los acoge. Citó como ejemplo el atentado de 2016 en el aeropuerto de Zaventem, en Bélgica, como un caso relacionado con la falta de integración.
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