“Balcón al Atlántico”, otra novela sin héroe
El tierno recuerdo de la infancia constituye una galería a la que solo las mentes más ensoñadoras logran asomarse.
Es así el caso de María Luz Morales (La Coruña, 1889- Barcelona, 1980), una periodista cultural y escritora del Siglo XX, además —resulta necesario mencionarlo— fue la primera directora en España de un diario nacional, “La Vanguardia” (circunstancia que, de hecho, le provocó el castigo de la represión y el silencio durante el franquismo). La escritora, que cultivó una existencia rendida plenamente ante las letras, esperará a su época de madurez para concebir la que conformará la obra de su vida: “Balcón al Atlántico” (Amarillo Editora, 2024), novela recuperada gracias a la labor de Mª Ángeles Cabré y a la editorial Amarillo Editora.
“Balcón al Atlántico” cuenta la historia de Guadalupe (Lupe), la tercera hija de una familia de cinco que poco a poco va dejando atrás las glorias del pasado para abrir paso a una miseria emergente. La tierna Lupe, enamorada e imaginativa, vuelve tras mucho tiempo a su hogar, denominado por ella misma como Marineda —los guiños a Pardo Bazán serán constantes a lo largo del volumen—, y se asoma, medio siglo después, al paisaje que conformó su infancia y primera juventud. De esta manera, la protagonista nos entrega su mayor tesoro, es decir, sus memorias, y se decide a volver hacia atrás y hablar de su familia y su amada, y nunca olvidada, ciudad.
La historia de Lupe es la de Marineda; es un relato gallego —la misma escritora, pese a haberse mudado a Barcelona siendo muy joven, admite su interés por “las fantasías célticas, (…) las brujas y los fantasmas” de influencia galaica—, y, por así decirlo, es también la historia del océano. En la narración, el Atlántico se erige como actor principal de la misma manera que lo hará la protagonista, siendo el vivo reflejo de su espíritu, su pasión y su desesperación. A través de una narrativa marcada por la calma y la evocación, Lupe nos traslada a la espuma de las olas, a la España provinciana dieciochesca y a su reflexivo y profundo interior. De este modo, se creará, a través de los ojos de Lupe, un paisaje lleno de luces y sombras en el que el lector quedará completamente sumergido, lo más seguro, durante mucho tiempo.
En definitiva, “Balcón al Atlántico” conforma una exquisita novela que no debería haber caído, en ningún momento, en el olvido. María Luz Morales se muestra en estas páginas con valentía y soltura y manifiesta, sin ningún tipo de reparo, su maestría con la imaginación y la pluma. Fue precisamente esta actitud la que le acarreó algunos problemas, pero también la que hoy en día la devuelve al lugar al que siempre perteneció, es decir, a las estanterías, los corazones y el eterno recuerdo de los grandes apasionados, así como lo fue ella, por las letras.
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