Madrid capacita a más de 200 sanitarios en la detección y notificación de la violencia infantil
Más de 200 profesionales sanitarios y sociosanitarios de los centros de salud de Madrid han recibido formación especializada sobre cómo manejar casos de violencia hacia la infancia y adolescencia.
Esta iniciativa, liderada por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, busca mejorar la protección de los menores desde la Atención Primaria.
La consejera de Sanidad, Fátima Matute, inauguró una jornada en el Hospital Universitario Niño Jesús, donde se destacó la importancia de la detección, notificación y seguimiento de estas situaciones delicadas. "Es fundamental concienciar y formar no solo a agentes sanitarios, sino también a la sociedad civil para manejar estos casos con la discreción y sensibilidad requeridas", afirmó Matute.
La formación proporciona un enfoque multidisciplinar, integrando perspectivas de jueces, juristas, expertos en salud pública y trabajadores sociales, entre otros. Estos encuentros pretenden equipar al personal de Atención Primaria con las herramientas necesarias para identificar y reportar eficazmente casos de violencia infantil y adolescente.
El protocolo desarrollado incluye indicadores actualizados para facilitar la notificación oficial de sospechas de maltrato, abarcando violencia física, emocional, sexual, así como negligencia y otros riesgos. "Estos protocolos están diseñados para mejorar la detección temprana y la coordinación efectiva entre las distintas administraciones involucradas", explicó la Consejería en un comunicado.
Los efectos de la violencia en las etapas tempranas de la vida son profundos, pudiendo provocar trastornos de comportamiento, adicciones y problemas de salud mental que pueden extenderse hasta la adultez. Sin embargo, el apoyo adecuado y oportuno por parte de profesionales capacitados puede mitigar significativamente estos impactos.
Este esfuerzo se enmarca dentro de una obligación ética y legal que tienen todos los profesionales sanitarios y sociosanitarios, desde médicos y enfermeros hasta fisioterapeutas y psicólogos, para actuar frente a cualquier indicio de maltrato.
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