Importancia de la Planificación empresarial para empresas familiares

Las cifras oficiales son claras: casi el 90 % de las empresas de nuestro país pueden ser consideradas familiares.
Esto se traduce en más de 1,1 millones de compañías que están gestionadas por matrimonios, padres, hermanos o que incluso cuentan con varias generaciones de historia dentro de un mismo apellido.
Esta es una virtud para nuestro tejido empresarial, que se construye sobre valores y compromiso. Pero también lleva asociados algunos problemas: cierta desorganización, vicios heredados y otra serie de circunstancias que se pueden eliminar o mejorar gracias a una Consultoría de empresa familiar.
Estos consultores especializados están centrados en apoyar y optimizar la planificación estratégica y profesional de estas iniciativas, que suponen el motor del país y que pueden hacerlo mejor simplemente siguiendo los consejos de un observador externo.
Los beneficios de una consultoría en la empresa familiar
Uno de los principales problemas de los que adolecen este tipo de proyectos laborales es de carecer de objetivos, análisis de la competencia y otra serie de factores que contribuyen al crecimiento y a la estabilidad de las firmas.
«Cuando el motor comienza a andar y se va a haciendo camino, es difícil pararse a pensar si se puede viajar más cómodo, gastar menos gasolina o incluso llegar más rápido al destino», explican desde Leialta, una consultoría empresarial en Madrid especializada en este tipo de clientes.
Lo que hacen con cada uno de los empresarios con los que trabajan es ayudarles a identificar puntos débiles y proponer soluciones que eleven su rendimiento, incluso reduciendo a la vez el gasto.
Con tan solo un poco de trabajo, los directivos pueden ver algunos de los siguientes beneficios en sus propios proyectos y en un plazo de tiempo muy escaso:
⇒ Mayor competitividad y productividad: se optimizan los procesos para producir más y, por tanto, reducir los costes con el objetivo de ser más competitivos en el mercado.
⇒ Fomento del trabajo en equipo y mejora del clima empresarial: muchas son las veces en las que el ambiente familiar está enrarecido y esto se traspasa incluso a los trabajadores. Los consultores externos también trabajan a este nivel para que la comunicación y la colaboración sean los valores clave.
⇒ Proyección de futuro: los consultores estudian si existe la posibilidad de mirar al futuro con mayor ambición y plantear proyectos de crecimiento a medio, corto o largo plazo.
⇒ Mejora de la imagen de marca: unir los valores familiares a una mejor capacidad de respuesta tiene una evidente repercusión positiva en la imagen que la firma ofrece a su público objetivo.
Hacia la profesionalización del negocio familiar
En muchas ocasiones, las empresas de esta naturaleza tienen un tipo de problemas que no se dan en las firmas profesionales: conflictos de intereses, falta de cualificación, ausencia de reflexión en temas clave…
El consultor externo lo que trata de hacer en estos casos es coger lo mejor de las empresas no vinculadas a los lazos de sangre e instalarlo en las que sí. ¿Para qué? «Para que estas últimas tengan lo mejor de ambos mundos», explican desde la consultoría de empresa familiar Leialta, para quienes este modelo de negocio familiar profesionalizado es el más interesante en nuestro contexto actual.
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