“Muerte en Torrevieja”, llega a Madrid el cortometraje que arrasa en los festivales

La playa de Torrevieja. Banderas de España. Un niño, fruto de un embarazo no deseado, llora sin parar en su cuneta en un piso suspendido entre el abismo de la miseria y la penuria. Una chica joven estafa turistas en apuestas ilegales de “balconing” para dar de comer a su hijo, que la mantiene atada a una ciudad que la consume y de la cual ansía escapar desesperadamente. Así empieza el cortometraje “Muerte en Torrevieja”, dirigido por Adriana Arratia, que ha sido reconocido con varios galardones, destacando su contundente visión de la maternidad vivida en los márgenes de la sociedad. Este martes a las 20h el corto se presentará en cine Paz de Fuencarral.
Entre los premios obtenidos se encuentran el Premi a Nous Talents al Mejor Cortometraje en el BCN Film Fest, el Ficus de Oro al Mejor Cortometraje en el festival Sant Joan d'Alacant (premio que brinda la posibilidad de ser nominados en la categoría de “Mejor Cortometraje de Ficción en los Goya 2024”) y el Premio Fòrum de la Joventut d'Andorra a la Mejor Dirección en el festival UllNu. “Es muy fuerte. Estoy bastante impactada. Desde que empezamos con el rodaje yo ya decía ‘nos vamos a Los Goya’. Estaba tan enfocada en esto que me parecería un poco hipócrita decirte que estoy sorprendida, porque me lo esperaba. He currado mucho para tener ese reconocimiento. Me hace mucha ilusión por todo el equipo. Quizá no me esperaba tantos premios ni tan seguidos. Hemos trabajado dos años todos los días con una pasión desbordante, con gente de toda España”, cuenta la directora del corto a MADRID ACTUAL.
Arratia acaba de terminar sus estudios en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (más conocida por ESCAC), vive en Barcelona, sin embargo, toma la decisión de rodar su proyecto en la comarca de Vega Baja, específicamente en Torrevieja. Por supuesto, este reto no es casualidad y una larga historia de amistad se esconde detrás. “Cuando yo tenía 13 años, mi mejor amiga –que vivía en Barcelona– perdió el piso y se tuvo que mudar a Torrevieja, a causa de la crisis económica”. Adriana Arratia iba a visitarla durante los veranos y según iban pasando los años, cada vez le chocaba más la diferente realidad social que afrontaban las dos amigas. “En Barcelona hay un avance social brutal. Me refiero a los derechos humanos, que quieras que no, a mí me parece que Barcelona es de las ciudades más tolerantes, por ejemplo, con los derechos de las mujeres, personas LGTBI+, etc.”
Le sorprendía mucho el contexto social de las chicas en Torrevieja: de su misma edad, salían juntas de fiesta y el año siguiente cuando Adriana volvía para visitar a su amiga, “esas mismas chicas eran madres de unos hijos que habían tenido con unos señores de 50 años, que eran un sustento económico para ellas”. Ese cambio de realidad fue lo que la inspiró para escribir el guion de “Muerte en Torrevieja” y decidir rodarlo ahí. Es un cortometraje dramático, casi como un documental, de profundo carácter social que pone de relieve la situación de una España atrapada en la búsqueda del dinero fácil y centrada en el turismo como única fuente de ingresos. La historia muestra el ciclo vicioso de rápido ingreso durante el verano y escasez en invierno, dejando al descubierto las consecuencias de esta realidad. “Hay una España que vive en el progreso y ese lo forman las ciudades grandes y luego hay una gran mayoría, que ni siquiera es rural, que vive aún en el franquismo más absoluto. Abortar es legal en este país y la gente en esos sitios no se lo plantea ni lo considera como opción porque creen que están matando una vida”, explica la directora.
“Muerte en Torrevieja” cuenta con la dirección de fotografía a cargo de Àlex Sueiras, que aporta una estilización impecable resaltando la brillante decadencia de una población sumida en luces de neón y desesperanza. “Desde el punto de vista de mi departamento el rodaje fue un reto porque el corto está muy vinculado con la realidad. Dentro de que se trate de una ficción trabajamos con actores no profesionales, localizaciones reales y siempre hay muchas variables. Entonces, yo siempre tenía que estar muy abierto a cambios, improvisaciones y a ver qué me ofrecía el espacio y los propios personajes. Era un constante proceso de adaptación al entorno. Además, es una ciudad muy intensa. Por ejemplo, mientras grabábamos en el bar, de repente hubo una pelea fuera. Y tienes que adaptarte mucho a la situación que hay”, cuenta el director de fotografía a este medio. También deja claro que con Adriana Arratia han hecho muy buenas migas y que han trabajado de manera excelente juntos. “Estuve muy cómodo porque me deja libertad y me tiene muchísima confianza. Hablábamos mucho y nos escuchábamos mucho también. No era una directora que me impusiese nada. Adriana también se mete mucho en su trabajo y fue un rodaje intenso, pero hemos conseguido un gran trabajo”, dice Sueiras.
A Adriana Arratia le inspira el cine quinqui, que se hizo muy popular en España a finales de la década de 1970 y de 1980. Se enamoró de ese tipo de películas porque quería mostrar la otra realidad. “Primero veía un atracador con una pistola que robaba a alguien. Y luego escuchaba su vida y decía ‘es que entiendo por qué lo hace’. No estoy de acuerdo con lo que hace, pero el mundo no le ha dado otra oportunidad y esto es todo lo que conoce. El mensaje que me gustaría transmitir con este corto es que esta gente está abocada a esta vida y es la sociedad la que ha formado gente como ella. No es que ella quiera ser así, es que se ve forzada a ser así”.
Arratia cuenta que hubo todo tipo de historias en el rodaje. No fue nada fácil. “El lugar de una de las escenas más impresionantes –la primera de “balconing”– era un club motel-casino abandonado que estaba regentado por unos rumanos donde se ejercía la prostitución. Y entonces embargaron el casino y una empresa de concesionarios, el grupo Marcos, que es una flota de concesionarios que tiene medio Alicante prácticamente, compró ese terreno pensando en demolerlo”. Todo el equipo fue corriendo al jefe del grupo Marcos para pedirle que pare la obra. Esperpéntico y novelesco el rodaje de “Muerte en Torrevieja”. “Le explicamos todo el proyecto. Era un cinéfilo, le encantó la idea y paró las obras. La verdad es que es una historia bastante graciosa. El señor paró las obras, nos dejó rodar y al día siguiente demolieron el edificio”.
Por supuesto, un rodaje quinqui tiene lo suyo. Comparte la directora que en un día de rodaje una de las protagonistas le preguntó cómo se había fiado de ellos que eran unos quinquis y que podrían robarla. “Esa pregunta me hizo reflexionar. Creo que a veces hay que hacer saltos de fe. Me podrían haber robado sí, pero yo confiaba en que no lo harían y al ver mi confianza en ellos, no lo hicieron. Trabajaban todos súper bien. No tenían formación, no sabían que se enfrentaban a unas jornadas laborales tan intensas y se dejaron la piel”. Comenta Álex Sueiras que el corto se parece más a un documental. Hay escenas en los que no hay personajes. Son personas en sus propias vidas y las están filmando. “Desde el punto de vista técnico, eso implica mucho. Aunque haya un gran proceso de preparación, requiere mucha improvisación y estar atento a todo lo que puede suceder constantemente. Por ello, se agradece el reconocimiento que ha tenido el cortometraje, porque hay mucho trabajo, esfuerzo y dedicación detrás del proyecto”.
Adriana Arratia aboga por la autenticidad de las actuaciones de los actores no profesionales, apostando por traer el género quinqui de vuelta a las pantallas. La protagonista Chetia es interpretada por Caterina Hurtado, una peluquera y maquilladora, que para mover su negocio se hizo influencer en Instagram. Arratia ya había trabajado con una actriz profesional, sin embargo, no le convenció para este papel y decidió contactar con Caterina. “Le envié el dossier y el guion. Se lo leyó y le gustó muchísimo. De hecho, me dijo que ella se veía reflejada en ese personaje, que veía a sus amigas ahí, que el corto estaba relatando el polígono donde ella se había criado. Entonces vino a mi casa desde Granada, nos conocimos y empecé a hacerle las pruebas y la chica era muy natural. Con una sola lectura de guion, ya sabía lo que pasaba en cada escena”. Hay que mencionar que las personas que aparecen en el corto no son profesionales. “Todas las personas han vivido lo que tienen que vivir. Por eso el cortometraje es tan real. Una de las chicas es madre de verdad. El bebé que sale, por ejemplo, es hijo de una chica de 27 años y un chico de 21 años de Torrevieja”.
“Muerte en Torrevieja” es una pieza impactante y conmovedora que invita a la reflexión sobre los problemas sociales, las distintas realidades que se pueden llegar a vivir y las dificultades a las que se enfrentan muchas personas en la sociedad actual. Con su estilo único y su valiente aproximación a temas relevantes, esta obra promete dejar una huella duradera en el público, como lo está demostrando en sus caminos primerizos. “Lo siguiente serán los Goya”, dice Arratia. Seguiremos los pasos de estos jóvenes talentos.
@estaciondecult
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