La comedia “El inconveniente” hasta el 9 de julio en el teatro Pavón

Desde el 1 de junio y hasta el 9 de julio podremos disfrutar en el Teatro Pavón de “El Inconveniente”, escrita por Juan Carlos Rubio e interpretada por Kiti Mánver, Cristóbal Suárez y Marta Velilla. 

La obra tiene su origen en la comedia teatral del mismo autor “100 m2” de cuyo estreno hace nada menos que 13 años. La función vio la luz por primera vez en el Teatro 8 de Miami (EE. UU.) y tuvo tal éxito que fue exportada a otros 14 países. Asimismo, en 2020, se adaptó al cine, ya bajo el título de “El inconveniente” y contando entre el reparto también con Kiti Mánver, que ha podido encarnar a Lola, la protagonista, tanto en la gran pantalla como ahora en el escenario. La película obtuvo numerosos reconocimientos, como tres nominaciones a los Premios Goya, tres Biznagas en el festival de Málaga (una de ellas la de Mejor Actriz para Kiti Mánver) y varias nominaciones en los Premios Forqué y Feroz.

Luis es un hombre de negocios. Como tal, sabe reconocer un chollo cuando lo ve: un magnífico apartamento de 100m2, bien situado y a un precio muy por debajo del del mercado. Es una inversión segura. Solo tiene un inconveniente y se llama Lola. Lola es la dueña del piso, una anciana de 75 años cuyos problemas de salud no le impiden disfrutar de comer, beber y fumar lo que se le antoje. La condición de la venta del inmueble es que Luis debe esperar a que Lola fallezca para que su propiedad se haga efectiva, lo cual no valora como demasiado arriesgado, dados los hábitos de Lola. 

El argumento se desarrolla en ese único espacio, el apartamento. En ese lugar, los dos protagonistas tendrán la oportunidad de mirarse el uno al otro, mirarse de verdad y escuchar sus respectivas historias. Ese contacto directo y personal será lo que ablande el corazón tanto de los personajes como del público. Así, lo que en un primer momento parecía un inconveniente, se irá convirtiendo en una poderosa amistad y en una valiosa lección para el espectador: hay que estar abierto a abrazar los imprevistos de la vida, que muchas veces no son inconvenientes, sino cambios de rumbo.

Con esto, lo que se nos ofrece es un fuerte alegato del presente y del ahora. No podemos vivir con la creencia de que tenemos nuestra vida planeada y bajo control. Luis pretende controlar el tiempo, pero hacer proyectos con la muerte es algo ridículo e ilusorio. Hay que disfrutar el hoy porque “la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Sorprendentes giros de guion reflejan a la perfección ese carácter fortuito que tiene la vida.

Además del importante mensaje vital que nos lanza esta historia, también encontramos en ella críticas sociales que están a la orden del día. Trata temas como la especulación inmobiliaria y la deshumanización en las transacciones comerciales, la cual nos muestra esta obra que se solventaría mirando a los ojos del otro lado del contrato. Otro asunto que está muy presente es la soledad. Este mal del siglo XXI que intuimos en todos los personajes. Por un lado, está Lola, una anciana que vive sola y por otro tenemos a Luis, con su fantasmagórico matrimonio. Y también cabe destacar el papel que con gran talento y comicidad interpreta Marta Velilla, un personaje que, de forma humorística e irónica también nos presenta otro tipo de soledad, además de la precariedad laboral y la incertidumbre que sufre la juventud de hoy día.

Vemos que en la obra podemos encontrar multitud de planteamientos, algunos ciertamente escabrosos. Sin embargo, eso es precisamente lo que comporta lo genuino del texto, el llevarnos a la reflexión a través de la más hilarante comedia. El resultado es un magnífico equilibrio entre drama y humor, provocando que el público pase por todo tipo de estados: desde la emoción y la caída de más de una lágrima, hasta la sonora carcajada. Porque por muchas circunstancias trágicas con las que nos topemos en la vida, para Lola siempre “tiene su gracia”.

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