Cortar la hemorragia

Cortar la hemorragia

El día clave tenía que ser el domingo, el 28-M, pero la clave se pasó al lunes. Será que los resultados de las elecciones no tenían tela que cortar como para que, a las pocas horas de conocidos, cualquier otro suceso político viniera, si no a oscurecerlos, sí a solaparlos, pero la decisión del presidente del Gobierno de adelantar las generales al 23 de julio ha dejado su dilucidación para otro día, o para nunca.

Ya no importan tanto los resultados de esas municipales y autonómicas parciales que han teñido el mapa de azul claro y azul oscuro, machihembrándolos, como ese su efecto inmediato, lo que induce a pensar que el anticipo ya estaba decidido por Sánchez si las cosas resultaban de la funesta manera que han resultado para el PSOE, que se ha quedado sin nadie a su izquierda con quien pactar para haber conservado algunos de los territorios perdidos. Ahora bien; la cuestión de esas pérdidas pudiera no radicar tanto en el desplome de los partidos a su izquierda, Podemos particularmente, como en el hecho de que últimamente Podemos había hecho todo lo posible para desplomar al PSOE con sus demasías, sus infidencias y sus estupideces, en una suerte de "sorpasso" absurdo y suicida.


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Claro que, buscando minimizar los daños provocados en buena medida por su coaligado gubernamental rompiendo ya, sin más tardanza, con éste, Pedro Sánchez entra al trapo, seguramente porque no le queda otra, del agit-prop de la derecha, que presentaba el 28-M como la primera vuelta de las generales, o, como mínimo, como termómetro y augurio de cara a ellas. Así pues, el PSOE, que no ha perdido tanto como los amiguetes le han hecho perder en la práctica, y al que apenas 800.000 votos le separan del PP en toda España, necesita cortar la sangría, en la seguridad, además, de que de aquí a diciembre la hemorragia podría ser imparable.

Con Ciudadanos deglutido por el Partido Popular, con Podemos a un paso de la consunción, con un VOX más rampante que nunca, y con un incipiente Sumar para el que, hoy por hoy, sobran dedos de una mano, el panorama para el PSOE no podía ser más desalentador, y de ahí la activación de ese plan B que, cuando menos, aspirar a parar la sangría.

El día clave tenía que ser el domingo, y lo fué, pero se supo el lunes.

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