El camino sinodal alemán, una deriva hacia el cisma más pronto que tarde

El Camino sinodal alemán son una serie de reuniones que se llevan a cabo para abordar temas teológicos y organizativos en la Iglesia alemana. La Asamblea encargada de la organización está compuesta por 230 miembros, de los cuales la mitad son laicos pertenecientes al Comité Central de Católicos Alemanes, y la otra mitad son obispos del país, representantes de órdenes religiosas y otros grupos eclesiales.
El Camino sinodal aborda cuatro temas principales: el poder y la separación de poderes en la Iglesia, la sexualidad y las relaciones personales, el sacerdocio -con especial atención al tema del celibato-, y las mujeres en los ministerios y cargos de responsabilidad en la Iglesia.
El Comité Central de los Católicos Alemanes está compuesto por laicos altamente comprometidos con la labor pastoral de la Iglesia. Esta institución tiene una gran influencia, ya que la Iglesia católica es el segundo empleador más grande en Alemania, y hay muchos laicos que trabajan en empresas que tienen relación directa con ella. En Alemania, los creyentes pagan un impuesto especial al estado por ser cristianos, que luego se devuelve en gran parte a las distintas confesiones para ayudar a su sostenibilidad. Gracias a este impuesto, la Iglesia recibe ingresos enormes, superando los 6.000 millones de euros, diez veces más que en España. Gracias a esta cantidad de dinero, la Iglesia alemana sostiene muchos colegios, hospitales y otras empresas de carácter social.
Sin embargo, en los últimos años ha habido un aumento alarmante de personas que se dan de baja en los registros estatales como miembros de esta confesión, más de 200.000 en 2020 y 300.000 en 2021. Esto se debe en parte al descontento por tener que pagar más impuestos si no se practica o no se tiene verdadera fe en la religión. Algunas personas que sí son practicantes no lo confiesan con el fin de ahorrar dinero. Esta práctica ha generado algunos problemas, ya que los obispos alemanes decretaron que aquellos que no paguen el impuesto no recibirán los sacramentos, especialmente la primera comunión o la confirmación de sus hijos.
Además, el hecho de manejar tanto dinero puede llevar en ocasiones a vivir de un modo más mundano, como le ocurrió al obispo de Limburgo, que fue cesado por el Papa Francisco en 2013 tras gastar 31 millones de euros en un nuevo palacio episcopal.
Considerando estos aspectos, se puede comprender que la situación de la Iglesia en Alemania es bastante singular. Por un lado, como sucede en todos los países europeos, la secularización ha llevado a la disminución de los fieles en las iglesias, lo que en este caso ha implicado una separación formal de la Iglesia. Por otro lado, muchos laicos trabajan para la Iglesia en Alemania y están muy interesados en influir en sus decisiones e incluso en su doctrina. En este sentido, el papel de los obispos es particularmente complejo y desafiante.
Inicialmente se planificaron cuatro reuniones del Camino Sinodal para la Asamblea Sinodal, dejando un intervalo de varios meses entre cada encuentro para reflexionar sobre los distintos temas. Sin embargo, el plan original ha sufrido algunas modificaciones y ahora se llevó a cabo de la siguiente manera: la primera Asamblea se realizó del 30 de enero al 1 de febrero de 2020; debido a la pandemia, se celebró una reunión en línea el 4 de septiembre de 2020 y otra el 4 y 5 de febrero de 2021; la segunda reunión presencial tuvo lugar del 30 de septiembre al 2 de octubre de 2021; la tercera Asamblea se llevó a cabo del 3 al 5 de febrero de 2022; la cuarta reunión se realizó del 8 al 10 de septiembre de 2022; y la quinta reunión está programada para llevarse a cabo del 9 al 11 de marzo de 2023.
Temas candentes
Después de muchas reuniones y debates, el Camino sinodal alemán ha creado varios documentos en los que insta a Roma a realizar cambios significativos, siendo los más importantes: la ordenación de mujeres, la mayor influencia de los laicos en las decisiones de los obispos (incluyendo su elección), la reforma de la moral sexual de la Iglesia (incluyendo la normalización de la homosexualidad), el reconocimiento de las uniones homosexuales (como mínimo, en la bendición de las parejas homosexuales por parte de sacerdotes) y la eliminación del celibato sacerdotal.
Es evidente que hay asuntos doctrinales importantes en juego, sin embargo, algunos son más discutibles que otros. Por ejemplo, la valoración moral de la práctica homosexual y la ordenación de mujeres son temas cerrados para la Iglesia católica, que no puede cambiarlos porque considera que sus posiciones pertenecen claramente a la voluntad divina revelada en la escritura y la tradición.
Por otra parte, la eliminación del celibato sacerdotal, la participación de los laicos en la toma de decisiones en la Iglesia o una mayor participación de la mujer son temas más abiertos a la discusión. La abolición del celibato siempre es un tema planteable, ya que no va en contra de la fe, de hecho, muchos ritos orientales de la Iglesia católica tienen sacerdotes casados, pues siguen esta tradición desde los primeros años de la cristiandad. Sin embargo, los defensores de la abolición del celibato suelen argumentar que aumentaría el número de vocaciones al sacerdocio y reduciría la pederastia, aunque hay muchos argumentos que desmienten estas hipótesis.
En cuanto a la participación de la mujer y de los laicos en general en la vida de la Iglesia, son debates muy pertinentes y necesarios. Pero el problema es que las propuestas de la Asamblea sinodal alemana son preocupantes, ya que proponen directamente la ordenación sacerdotal de mujeres (empezando por su admisión al diaconado) o que los laicos tengan un papel determinante en la selección de obispos. Es comprensible que los católicos de todo el mundo, y no solo el Vaticano, se preocupen enormemente si se van con estas intenciones.
Definitivamente, resulta fascinante analizar cómo las propuestas más heterodoxas del sínodo alemán han logrado abrirse paso a lo largo de los años. Al revisar esta situación, se puede observar el importante papel que han desempeñado muchos laicos comprometidos con el activismo y los juegos de presión de los lobbys más persuasivos. Por supuesto, siempre se ha tratado de mantener una apariencia suave y delicada, pero detrás de ella se encuentra un verdadero puño de hierro que ha impuesto su postura.
Los que están con el Magisterio son silenciados
Los obispos, religiosos y laicos más ortodoxos con la doctrina católica han sufrido enormes presiones. En primer lugar, a nivel interno, siendo silenciados o ignorados cuando expresaban las posturas clásicas del magisterio de la Iglesia. Luego, siendo destrozados por la opinión pública, tanto en los medios de comunicación masiva como en los de información religiosa. Por último, como se vio en la asamblea de septiembre de 2022, presionando para abandonar el camino sinodal cuando, por solo tres votos, no se aprobó la versión final del documento que exigía una reforma de la moral sexual de la Iglesia a Roma.
Fue una gran sorpresa cuando 22 obispos votaron en contra de este documento. Ni los directivos del Comité Central de los Católicos Alemanes ni el presidente del episcopado alemán, Georg Batzing, esperaban este resultado. Y, lógicamente, los tomó por sorpresa porque en las conversaciones previas que habían mantenido con los obispos, las cuentas indicaban que la votación se aprobaría.
El revuelo que se generó en la asamblea cuando se supo el resultado de la votación fue enorme: el presidente Batzing convocó a los obispos a una reunión a puerta cerrada para asegurarse de que votarían "correctamente" al día siguiente; también se cambiaron las reglas de los estatutos del Camino sinodal, sin atender a consensos o reglamentos, de forma que, a partir del día siguiente, las votaciones ya no serían secretas sino públicas (algo que solo sucede en las dictaduras que quieren tener apariencias democráticas).
Finalmente, los votos de los otros documentos fueron aprobados a pesar de la oposición de entre 6 y 10 obispos que, por cierto, merecen ser reconocidos como mártires después de las críticas que recibieron tanto dentro como fuera de la Iglesia. Fueron fácilmente identificables ya que sus nombres quedaron expuestos en las actas publicadas en la página web del Camino sinodal, lo cual es sin duda un ejemplo de una malinterpretación de la sinodalidad que algunos intentan propagar.
Críticas al camino alemán
El Camino sinodal ha generado numerosas críticas tanto a nivel nacional como internacional. En una carta dirigida al pueblo alemán el 29 de junio de 2019, el Papa Francisco destacó los aspectos positivos del diálogo sinodal pero señaló que hay una parte doctrinal que no puede ser cambiada. Algunos obispos alemanes intentaron llevar el Camino sinodal hacia posturas más ortodoxas pero sus propuestas fueron rechazadas.
Durante una audiencia general en noviembre de 2020, el Papa Francisco habló sobre las personas reunidas en un camino sinodal y advirtió que les faltaba el Espíritu Santo, lo que se interpretó ampliamente como una referencia a Alemania.
El 1 de julio de 2022, la Santa Sede publicó un comunicado en el que se afirmaba que el Camino sinodal no tiene la autoridad para imponer nuevas formas de gobierno y orientaciones doctrinales y morales a los obispos y fieles. Además, se recordó que una Conferencia Episcopal no puede crear organismos de este tipo. Esto se hizo para evitar que se creara una comisión que mantuviera abierto el proceso sinodal alemán indefinidamente y ejerciera presión sobre la Santa Sede.
Esta breve nota generó mucha controversia en los primeros días después de su publicación, ya que no estaba firmada por ningún individuo u organismo en particular. Sin embargo, unos días después, el Papa aclaró que provenía de la Secretaría de Estado. La presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes fue muy crítica con su contenido, ya que, aunque el mensaje fue suave en sus formas, definió claramente la postura de Roma.
Respuesta del Vaticano
Durante mediados de noviembre de 2022, cuando los obispos alemanes realizaron su visita ad limina a Roma, el encuentro con el Papa fue amistoso. Sin embargo, durante las reuniones con los cardenales de los dicasterios más importantes del Vaticano, como Parolín, Ouellet y Ladaria, se transmitieron mensajes firmes sobre las líneas que no se podían cruzar. A continuación, presentamos algunas de estas líneas, con las palabras exactas del prefecto de la Doctrina de la Fe, Ladaria: los escritos del Camino Sinodal parecen mostrar a la Iglesia como una organización estructuralmente abusiva desde el principio, sugiriendo que debe ser puesta bajo el control de supervisores lo antes posible. Estos documentos también sugieren que todo debe cambiar en cuanto a la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad, especialmente en lo que se refiere al Catecismo de la Iglesia Católica de 1992. Además, no se hace justicia a la enseñanza de la Iglesia de que la ordenación sacerdotal está reservada a los hombres, sino que se reduce la dignidad fundamental de la mujer al acceso a dicha ordenación. Finalmente, el mayor peligro de muchas propuestas operativas de los textos del Camino Sinodal es la pérdida de uno de los logros más importantes del Concilio Vaticano II: la enseñanza clara de la misión de los obispos y, por ende, de la Iglesia local. El cardenal señaló que no se puede equiparar esta delicada y decisiva tarea en la vida de la Iglesia Católica con otros oficios, como los de teólogos y expertos en otras disciplinas.
El Vaticano emitió una nota en enero de 2023 explicando que los obispos alemanes no están obligados a participar en el nuevo comité sinodal que pretendían crear los responsables del camino sinodal germano. Esto fue en respuesta a una pregunta formal presentada a la Santa Sede por los obispos Woelki (Colonia), Meier (Augsburgo), Oster (Passau), Voderholzer (Ratisbona) y Hanke (Eichstätt). La respuesta fue firmada por los cardenales Parolin, Ladaria y Ouellet con la aprobación del Papa.
Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, tildó las preocupaciones vaticanas de «infundadas» y respondió diciendo que seguirían adelante con su proyecto. También dijo que los obispos alemanes «todavía no han podido hablar con Roma sobre el contenido y los objetivos de la consulta sinodal a todos los niveles en la Iglesia de nuestro país». Sin embargo, después de las varias advertencias claras de Roma, la mayoría de los obispos alemanes parecen ignorar la situación. De hecho, la diócesis que dirige Bätzing, Limburgo, aprobó esa misma semana unas directrices que asumían la antropología de género.
Es evidente que los obispos alemanes han entendido el mensaje del Vaticano, aunque no será fácil reconducir la situación teniendo en cuenta las resistencias que van a encontrar en el Comité Central de los Católicos Alemanes.
Durante los últimos meses, diversas voces de distintos países se han manifestado en contra del Camino sinodal alemán. Un ejemplo de ello fue en febrero de 2022, cuando los obispos polacos escribieron una carta pidiendo a los obispos alemanes que retomen el camino correcto. Un mes después, los obispos de Suecia, Finlandia, Noruega, Islandia y Dinamarca hicieron lo mismo. En abril, otros 70 obispos de diferentes países firmaron una carta fraterna exhortando a respetar las enseñanzas de la Iglesia.
Una de las voces disidentes más destacadas es la iniciativa "Neuer Anfang", compuesta principalmente por laicos alemanes y que busca ofrecer propuestas más constructivas y ortodoxas para la Iglesia en Alemania.
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