Conoce Madrid: Colegio de Cirugía de San Carlos

El Colegio de Cirugía de San Carlos fue fundado en Madrid en 1771 por Carlos III, a instancias de Antonio Gimbernat y Arbós. Esta institución tenía como objetivo principal la enseñanza de la cirugía y la medicina.
Al principio, se pensó como una institución separada de la universidad, pero finalmente se convirtió en la facultad de medicina de la Universidad de Madrid. Su nombre cambió a lo largo de los años, incluyendo el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, el Real Colegio de Cirugía y Medicina de San Carlos y el Colegio Nacional de Cirugía de San Carlos.
Durante el siglo XVIII, se tuvo la idea de construir un edificio para el colegio en la antigua fábrica del Hospital de la Pasión en la calle de Atocha, pero este proyecto enfrentó muchos obstáculos y no se concretó hasta el siglo XIX.
El arquitecto José de Hermosilla diseñó dos edificios para el colegio, pero las restricciones y oposiciones de diversos sectores hicieron que la construcción se retrasara. Finalmente, el edificio se completó y el colegio pasó a denominarse Facultad de Ciencias Médicas, hasta que en 1845 se convirtió en la Facultad de Medicina de San Carlos.
El Colegio de Cirugía de San Carlos estaba ubicado en una zona de Madrid especializada en instituciones médicas, que incluía el Hospital de San Juan de Dios, el Hospital de Monserrat o de Aragón, el Hospital de Convalecientes, el Hospital de los Desamparados del Carmen, el Hospital de la Pasión y el Hospital General.
A pesar de la construcción del edificio del Colegio de Cirugía de San Carlos, esta zona siguió manteniendo su función asistencial y sanitaria tradicional. El proyecto del Colegio de Cirugía de Madrid se inspiró en los Reales Colegios de Cirugía de Cádiz y Barcelona, que fueron importantes en la renovación de España durante la Ilustración. Estos colegios militares surgieron después de la Guerra de Sucesión Española (1715), que demostró la necesidad de profesionales especializados en cirugía.
Antes de esto, la cirugía se consideraba un saber inferior y práctico, no adecuado para la nobleza que despreciaba el trabajo manual. Las universidades, que estaban dominadas por órdenes religiosas, no podían proporcionar a la sociedad los profesionales que necesitaban. Sin embargo, en pocos años, los cirujanos lograron cambiar esta situación y ocuparon los mejores puestos, incluso la denominación de catedráticos y el otorgamiento de títulos y licencias profesionales.
El proyecto del Colegio de Cirugía de Madrid, que fue un colegio civil y no religioso, tenía como objetivo convertir Madrid en el núcleo de una nueva mentalidad sanitaria y abrir una brecha en el sistema educativo médico español. Aunque el edificio no se construyó, el Colegio inició sus actividades el 1 de octubre de 1787, bajo la dirección del destacado anatomista y cirujano Antonio Gimbernat y Arbós, utilizando una parte de los sótanos del Hospital General.
Esta institución ya había acogido lo mejor de la medicina española de la Ilustración, y en sus dependencias se encontraban dos instituciones docentes de alto nivel: la primera surgió en 1755 con la propuesta del Dr. Bernardo López de Araujo, quien solicitó el establecimiento de dos cátedras: Anatomía y Medicina Teórico-Práctica.
También se estableció otra de Demostración Práctica de Anatomía en 1761. El segundo proyecto se aprobó en 1774 y desembocó en el Colegio de San Carlos. Ambas instituciones compartían edificio y tenían ansias renovadoras, pero luchaban entre sí hasta su unificación.
La dificultad para unir esfuerzos se debía a la resistencia de los profesionales para fusionar en un único proyecto educativo y sanitario dos saberes con tradiciones tan distintas como la medicina y la cirugía.
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