Obispos se hacen eco de las palabras del nuncio: "18 meses de prisión por matar una rata mientras se facilita el aborto"

Obispos se hacen eco de las palabras del nuncio: "18 meses de prisión por matar una rata mientras se facilita el aborto"

Varios obispos españoles se han hecho eco durante esta semana de las palabras pronunciadas por el nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, que el pasado martes, criticó las leyes de bienestar animal y del aborto, recientemente aprobadas por el Gobierno.


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Así, el Obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, ha agradecido las palabras "valientes" del nuncio en España. "Es muy de agradecer que el nuncio de Su Santidad en España diga palabras de orientación, que se moje en esta gran crisis que vivimos, porque a veces tenemos la impresión de que un nuncio, una persona diplomática, como si ser diplomático estuviese contraindicado con poner el dedo en la llaga de los problemas y no es así", ha señalado Munilla, este viernes, en su programa radiofónico 'Sexto Continente', en Radio María.

En concreto, Munilla se hace eco en su programa de las declaraciones que hizo Bernardito Auza el pasado martes en la Universidad Francisco de Vitoria, para presentar el VI Congreso Razón Abierta. "Dieciocho meses de prisión por matar una rata mientras se facilita todo para hacer un aborto", dijo el nuncio, en una conferencia .

El nuncio explicó que la Santa Sede está en contra de que se pongan "más recursos para la protección de especies amenazadas por extinción" que "para la protección de un nasciturus". También criticó que en España existiera un Ministerio exclusivo para Agenda 2030 y expuso las "reservas" de la Santa Sede ante algunos objetivos de esta agenda, en concreto, los referidos a la salud y a la igualdad de género.

También ha aludido a estas palabras del nuncio el obispo de Córdoba Demetrio Fernández, quien ha alertado de que "crecen los derechos de los animales y sus crías, mientras el nascituro es despojado de todo derecho" y, "más aún, se proclama que el aborto es un derecho", de forma que ahora se imponen "18 meses de prisión por matar una rata, y se puede matar al niño en el seno materno con todas las facilidades".

"Pero, cómo pueden los humanos llegar a tal desprecio de la vida, que haga cada vez más fácil el aborto y no ofrezcan más medios para las personas que están en peligro de matar al hijo de sus entrañas. Se suprime el tiempo de reflexión, se rebaja la edad para cometer este 'crimen abominable', como dice el Vaticano II, y se niega la información previa al consentimiento informado", ha lamentado el obispo.

Otros obispos también se han referido a lo largo de esta semana a la recientemente aprobada reforma de la ley del aborto y a la ley de bienestar animal. Así, el obispo de Astorga, Jesús Fernández, manifestó en un vídeo publicado el pasado lunes 20 de febrero que "sorprende el contraste: tanto interés en cuidar un animal y tanta desprotección del ser humano de menos 14 semanas, alguna más si presenta ciertas discapacidades".

También le "sorprende" al prelado "que se exija formación para cuidar un animal y se niegue información a la mujer gestante" y critica la "hipocresía de argumentar que así se protege a la mujer cuando se le cierran las demás puertas". "El aborto es un acto violento especialmente grave, eso sí, de guante blanco, contra la criatura y la madre", zanja.

Por su parte, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, publicó el pasado miércoles una carta titulada 'Cuestionar la vida es un atentado contra la paz' en la que asegura que "la vida está amenazada hoy por distintos conflictos armados y por la violencia en tantos lugares del mundo, pero también por el hambre o por la idea de ser dueños de ella, con prácticas como el aborto o la eutanasia". "¿No son, todas estas situaciones que tenemos ante nosotros y otras más, atentados contra la paz?", se pregunta.

Además, invita a los hombres y mujeres de la Iglesia a tener la "valentía" de "ser promotores y defensores de la vida desde su concepción hasta su término natural, allí donde se vea la vida amenazada, ofendida o ultrajada". "¡Qué fuerza tiene la Iglesia cuando, en nombre de Jesucristo, asume la tarea de defender el deber de respetar la dignidad del ser humano!", exclama.