La Comunidad integra la práctica deportiva en los programas de la Agencia para la Reinserción del Menor Infractor

La Comunidad de Madrid forma parte de las historias de una exitosa iniciativa -Mucho más que fútbol- llevada a cabo con jóvenes y menores infractores y recogidas en el libro Mi once de oro, programa que desarrolla la Agencia Regional para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI).

El autor y responsable de esta actuación es el entrenador de fútbol Antonio Fernández Marchán, que ha sido nominado en la categoría Vida en la IX edición de los Premios que convoca anualmente la editorial Círculo Rojo.

El acto de entrega tendrá lugar el próximo 11 de noviembre, en la localidad almeriense de Roquetas de Mar. La obra incluye una selección de relatos reales sobre algunos de los más de 300 internos que han participado en esta actividad durante la última década.

En todos ellos se respeta el anonimato de sus protagonistas y se muestra la gran profesionalidad de todos los trabajadores de la ARRMI que atienden a estos adolescentes.

Marchán incluye en cada capítulo reflexiones personales propias y con aportaciones de algunas personalidades y rostros conocidos, como el exjugador del Real Madrid Sergio Ramos, el cantante David DeMaría y los actores Canco Rodríguez o Andrea Duro, entre otros, que han participado en algunas de las sesiones de entrenamiento.

Estas últimas tienen lugar una vez a la semana en el centro de ejecución de medidas judiciales Teresa de Calcuta de la ARRMI, ubicado en la localidad madrileña de Brea de Tajo.

El Ejecutivo autonómico, a través de la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior, da una gran importancia a la práctica deportiva -fútbol 7, baloncesto y tenis, entre otros- en la intervención dirigida a la reintegración social de aquellas personas que cometen delitos a edades tempranas.

En la actualidad, la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor, que dispone este año de un presupuesto de 40 millones de euros, atiende a un total de 1.498 menores y jóvenes infractores.

Sólo uno de cada seis está privado de libertad, en régimen cerrado.