Gabriela Bustelo, autora de ‘Covidiotas’: “Durante la pandemia dejé de leer la prensa española porque no valía para nada”

Gabriela Bustelo, autora de ‘Covidiotas’: “Durante la pandemia dejé de leer la prensa española porque no valía para nada”

Gabriela Bustelo es una periodista y escritora con una dilatada carrera dedicada al mundo de la información, ha colaborado en diferentes medios ofreciendo siempre una visión crítica de la sociedad en la que tanto la derecha como la izquierda han sido fuertemente criticadas. Durante la pandemia fueron muchos los profesionales que contaron lo sucedido desde diferentes prismas, pero Gabriela, de una manera cercana y crítica, relató en formato diario lo sucedido del 15 de marzo al 21 de  junio de 2020.

Publicar este libro no ha sido tarea fácil, la autora llamó a diferentes puertas y ninguna quiso abrir, los motivos se pueden imaginar y si no lo hacen, ella lo cuenta en el libro. La historia podía haber quedado encerrada en un cajón oscuro y sombrío, muchos libros terminan así, pero la periodista no bajó los brazos y se decantó por Libros.com para que el relato viese la luz. 


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A continuación, le traemos esta conversación bañada por la sinceridad de la autora de principio a fin. 

¿La presentación de ‘Covidiotas’ fue a finales del año pasado? 

Sí, la presentamos el pasado 15 de diciembre y en ella estuvo Antonio Camuñas, el cual destacó que por el momento era el único diario que hablaba sobre lo ocurrido durante el confinamiento más importante de los últimos tiempos. Comentaba que seguramente saldrían imitadores, pero por el momento ‘Covidiotas’ era el único que está presente en el mercado. Es quizá la única crítica o por lo menos la más descarnada de la unidad de prensa que ha existido a favor del gobierno durante la pandemia. 

¿Cómo surge la idea de contarlo todo?

Pues de una anécdota muy pequeña, mis padres son octogenarios (negaré haber dicho su edad) y todos los días iba a llevarles dos barras de pan.  Era como volver al pasado, como ocurría en los pueblos de España en la época de postguerra. Inmediatamente lo convertí en una rutina. A mi padre le llevaba una barra integral y a mi madre normal y eso me sirvió de salvaconducto cuando me paraba la policía, alguna que otra vez con algún susto considerable. 

Esto lo cuento en el libro, al pasar por el paseo de la Castellana una patrulla me increpó y me preguntó dónde iba y me asusté muchísimo. Madrid, que estaba en un estado policial perenne, me obligó a idear una ruta que cruzaba por los jardines de la avenida de Brasil y que realizaba todos los días. 

En medio de eso me encontré con una ciudad vacía, se podía andar por la mitad de la Castellana sin toparse con nadie. 

Una amiga te mando un mensaje diciéndote: ¿Ama como Jesús, pero lávate las manos como Poncio Pilato?

Sí, yo estaba enfurecida con el Gobierno. Ahora lo pienso y fue surrealista. Contaba mucho la intercomunicación con el móvil, eso nos daba oxígeno a la hora de pasar los días. Los memes y el humor negro también fueron protagonistas. Hubo médicos y expertos que predijeron lo que iba a pasar y nadie les creyó.

Un día entré en la estación de metro de Nuevos Ministerios y me sorprendió mucho lo que me encontré, el panorama era fantasmagórico, no había nadie. Pensándolo ahora fríamente me impresiona el valor que tuve durante los 99 días del confinamiento más severo de Europa y, en algunos momentos, más inútil. No había una relación entre la altísima mortandad que había en España y el Estado de Alarma policial que teníamos. Además, la prensa estaba maniatada. 

¿La prensa ha estado a la altura de la situación?

Me pareció muy sorprendente que decenas de periodistas de izquierdas me bloquearan en Twitter porque había hecho un comentario crítico del Gobierno. Luego era muy llamativo cómo la prensa de izquierdas occidental, cabeceras como The New York Times, New Yorker, The Atlantic o The Guardian, criticaban duramente la gestión de Pedro Sánchez durante la pandemia y aquí no se pudiese hacer. Eso lo recojo todo en el libro. Durante la pandemia dejé de leer la prensa española porque no valía para nada. 

¿La gestión de Ayuso y su crítica de la prensa qué te pareció?

Sobre el Gobierno de Ayuso se empezó a extender la especie de bulo de que Madrid era una ciudad apestada de la que había que huir, se politizó y se guerraciviló todo el asunto. Como te decía, se extendió la especie de bulo de que Ayuso estaba hundiendo a Madrid en la miseria. 

En el libro recojo como a Ayuso al principio la criticaban, pero luego la imitaban muchas autonomías e incluso el Gobierno en decisiones que tomaba para la Comunidad de Madrid

¿Pedro Sánchez lo hizo tan mal? ¿Ayuso no cometió ningún error? ¿Existe un término medio entre las dos gestiones?

En mi libro cuento que había cosas que iban mal en Madrid. Por ejemplo, criticaba que hubiera mujeres que tuvieran que estar conviviendo día tras día con un maltratador porque no podían salir de casa. Mi libro no toma partido a favor de nadie y este puede ser uno de los motivos por los que no me lo publicaba nadie.

¿Se podría haber gestionado de otra manera?

El día a día era muy confuso en el mundo entero, Trump no daba una, en Italia pasaba lo mismo y en Reino Unido Boris Johnson no era el mejor ejemplo. Creo que las medidas fueron desproporcionadas desde el punto de vista del recorte de los derechos de los ciudadanos españoles. Luego se ha demostrado que el Estado de Alarma era inconstitucional. Se vio que las medidas aplicadas en nuestro país eran las más severas de Europa siendo las más ineficaces, eso es un dato irrefutable. Ahora se está viendo que algunos países que fueron muy criticados por las medidas que tomaron han tenido mejores resultados. 

¿España a nivel internacional es el país que peor gestionó la situación?

La prensa internacional así lo dice, España fue de los peores gestores del mundo durante la pandemia sin ninguna duda. Ahí están las cifras y los resultados, yo no me invento nada. 

¿Las cifras de los muertos han sido utilizadas?

Stephania Taladrid publicó un artículo en el New Yorker demoledor, en él hablaba del famoso 8M. Tanto Podemos como Vox fueron culpables de la aparición de dos núcleos importantísimos de contagio. Carmen Calvo estuvo malísima y Beatriz Gimeno también -por cierto, la dos en hospitales privados- y luego por otro lado, hubo un congreso de Vox donde, por ejemplo, Ortega Smith se cogió un covid fortísimo. Un desastre.

Lucía Etxebarria e Iñaki López se rieron de mí en Twitter por pedir dos semanas antes del confinamiento mascarillas y luego vimos lo que ocurrió… También está recogido en el libro la política zigzagueante de las mascarillas, recomendaban no ponerlas y ahora estamos haciendo el ridículo siendo obligados a llevarlas por la calle. Hay que recordar que en España pasamos mucho tiempo riéndonos de las mascarillas. Por eso es recomendable recordar lo mal que se ha hecho. 

¿Por qué no te publicaban el libro?

Se lo mandé a mi agente a finales del 2020 y me empecé a poner nerviosa porque no lo publicaban. De por sí, discutí con mi agente, con el que había trabajado los últimos 20 años, y me fui de su agencia. Gracias a que conocía a Antonio Rubio, uno de los asesores externos de Libros.com, lo publiqué a través de crowdfunding. También te digo una cosa, este es el futuro a la hora de publicar libros. 

Esto que me comentas, me recuerda a otros tiempos no tan lejanos en nuestro país

Este es un debate muy interesante porque siempre se ha dicho que la cultura estaba en poder de la izquierda, pero ahora esto se ha trasladado a la derecha. La cultura de izquierdas está enquistada y la derecha no tiene capacidad de reacción. Yo, que unos me llaman roja y otros facha, me he quedado fuera. 

¿Qué anécdotas destacarías?

Vi a un hombre decía “Si yo me muero esta noche no se va a enterar nadie”, además me impresionó mucho ver a fumadores de crack en la zona de AZCA o escuchar una bronca entre un marido y una mujer en una terraza. 

También se me saltaron las lágrimas al ver a Margarita Robles y a Ayuso juntas y entonar el “no estáis solos”. Ese discurso me llegó mucho.

¿Qué te parecieron las publicaciones de la prensa hablando de la víctimas?

Por ejemplo, me viene a la cabeza la historia de un amigo que acompañó a su madre a urgencias de un hospital y nunca más la volvió a ver. Solo pudo recoger alguna pertenencia de ella.

Si es verdad que al ser un país católico había una especie de pavor o de extremo respeto hacía las víctimas. Pedro Sánchez tenía paralizado el portal de transparencia y en la prensa había un acuerdo tácito de no sacar fotos de muertos. El periodismo no trató bien el asunto de los muertos.

¿Habrá una segunda parte?

No lo tengo pensado, pero podría ser.

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