2021: un año de elecciones, despedidas, desapariciones y guerras internas

A comienzos de 2021 era imposible vislumbrar alguno de los muchos acontecimientos que se han sucedido a lo largo de este año en la Comunidad de Madrid, desde un adelanto electoral, pasando por la desaparición de Pablo Iglesias de la esfera política y de Ciudadanos, hasta el éxito de Isabel Díaz Ayuso en los comicios del 4M, de los que salió reforzada pero metida en una guerra interna con Génova por el control del partido en Madrid.
Una moción de censura en Murcia, impulsada por PSOE y Ciudadanos, desencadenó en marzo en Madrid la ruptura del Gobierno de Díaz Ayuso e Ignacio Aguado (Cs) y unas elecciones que pusieron fin a las continuas disputas y zancadillas entre ambos durante dos años que ya hacían insostenible al Ejecutivo, y que sacudieron a toda la política madrileña.
LA MOCIÓN FALLIDA QUE HIZO DESPEGAR A AYUSO
Ante el temor de que se replicara en Madrid lo ocurrido en Murcia, donde PSOE y Ciudadanos pactaron para echar al PP del Gobierno (un intento finalmente frustrado), Ayuso aprovechó el momento para deshacerse de un socio incómodo, al que cambió por otro con el que tiene más sintonía, Vox, y se adelantó y dimitió como presidenta, provocando un auténtico terremoto que dejó al resto de formaciones políticas descolocadas.
La primera maniobra de la izquierda fue el intento de frenar esas elecciones anticipadas con dos mociones de censura presentadas por Más Madrid y PSOE, que desembocaron en un embrollo jurídico.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid tuvo que decidir si los comicios se habían convocado de forma correcta o no, tras el recurso presentado por la Mesa de la Diputación Permanente de la Asamblea, en ese momento presidida por Ciudadanos.
Frente a las mociones de censura, la Justicia respaldó el adelanto electoral, el primero en la historia de la Comunidad de Madrid, y tras desistir la Mesa de la Diputación Permanente del Parlamento madrileño de presentar un recurso contra la decisión, los partidos engrasaron la maquinaria para las elecciones.
Pero los comicios del 4 de mayo se extrapolaron hasta la política nacional, con la salida de Pablo Iglesias del Gobierno para presentarse a las elecciones y al fijar Ayuso a Pedro Sánchez como su contrincante electoral.
El lema inicial de la presidenta, "socialismo o libertad", finalmente se simplificó a "libertad", y amparada en ese sencillo eslogan que la izquierda no supo cómo contrarrestar, Ayuso arrasó en Madrid consiguiendo el doble de escaños y quedándose a las puertas de una mayoría absoluta pero logrando más representación que PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos juntos.
UNA VICTORIA QUE ACABÓ CON CIUDADANOS Y PABLO IGLESIAS, Y GOLPEÓ AL PSOE, SOBREPASADO POR MÁS MADRID
El PP alcanzó su deseado Gobierno "monocolor" tras la mala experiencia de la coalición con Ciudadanos, a quienes absorbió electoralmente de modo que incluso la candidatura liderada por Edmundo Bal no llegó a obtener representación en la Asamblea de Madrid.
Además, el exvicepresidente de la comunidad, Ignacio Aguado, que se dedicó a cargar duramente contra Ayuso acusándola de "traición", "de pirómana", de "engañar a la opinión pública" y de "vivir en otro planeta", desapareció de la escena política.
La formación naranja no fue la única víctima de la victoria inapelable de Ayuso; también acabó con Pablo Iglesias que dejó todos sus cargos tras lo que consideró un fracaso de la izquierda, algo de lo que Díaz Ayuso llegó a vanagloriarse afirmando que "España me debe una".
El PSOE también sufrió el golpe del triunfo de Ayuso, una derrota que no esperaban pero los votos de los madrileños relegaron a los socialistas a tercera fuerza en la Asamblea, superados por Más Madrid.
Su cabeza de lista, Ángel Gabilondo, dejó el acta de diputado en la Asamblea y el PSOE comenzó una reconstrucción en la Comunidad Madrid, de modo que ahora lo lidera Juan Lobato tras un proceso de primarias que intenta poner las bases para tratar de plantar cara a Ayuso en 2023.
UNA BATALLA INTERNA ENTRE AYUSO Y CASADO POR EL CONTROL DEL PP EN MADRID
Como colofón a un año lleno de hitos, el éxito de Ayuso ha ocasionado una crisis interna en el PP por el control del partido en Madrid, tras manifestar la presidenta de la comunidad su intención de liderarlo en un anuncio que no gustó a Génova porque coincidía con la Convención Nacional del PP.
Los desencuentros comenzaron con la imposición de Toni Cantó en su lista a los comicios del 4 de mayo y se agravaron cuando la dirección nacional del partido y el propio Pablo Casado no apoyaron explícitamente a Ayuso como candidata a presidir el PP de Madrid, sino que además introdujeron en la pugna al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida.
A partir de ahí comenzaron las acusaciones cruzadas y las filtraciones interesadas que han desgastado a los populares en una guerra que ni los votantes ni muchos dirigentes del PP entienden.
El pulso continúa en la actualidad por la celebración de un congreso autonómico, que Ayuso quiere que se convoque cuanto antes pero Génova no está dispuesta a ceder en su calendario que lo llevaría, en principio, a las semanas finales de la primavera.
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