El Black Friday 2021 se llamará Ómicron

El Black Friday 2021 se llamará Ómicron

El Black Friday fue en origen un día de caos, aglomeraciones y delitos en las calles de la ciudad norteamericana de Filadelfia tras la celebración de Acción de Gracias. El nombre de "viernes negro" se lo pusieron los policías de la ciudad, aunque después el gentío en las calles fue aprovechado por los comerciantes para aumentar sus ventas.

De hecho, desde finales de los 70 es el día en que comienzan las compras de Navidad. Cómo no, la moda se trasladó al mundo entero que ya lo celebra también. Este último "viernes negro" sin embargo bien se merece el nombre de Ómicron y el adjetivo de negro. La aparición de una nueva variante del Covid en Sudáfrica, al parecer más peligrosa, dejó sin respiración al mundo entero y a los mercados temblando. El miedo a nuevas y duras medidas de restricción de movimientos, de confinamientos y paralización de la actividad se apoderó de todos y de todo. Europa canceló todos los vuelos procedentes del sur de África y el petróleo y las bolsas sufrieron caídas espectaculares. La española perdió un 5% firmando su peor jornada desde 2020.


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Además, Ómicron llega en un momento especialmente delicado en muchos países donde se está viviendo una de las peores olas, sino la peor. Austria tiene a su población confinada, Alemania podría decidirlo también y los casos aumentan en otros países europeos a un ritmo preocupante. Lo malo, económicamente hablando, es que aún se sienten los efectos de las primeras olas. La ruptura de las cadenas de producción sigue ahí, el encarecimiento de los precios de la energía y la inflación, una tormenta en toda regla que está ralentizando la salida de la crisis. Todas las previsiones se han revisado y no sólo en España. Ahora habrá que ver cómo evoluciona esta nueva variante que ya ha llegado a Europa y sus efectos sobre la salud y la economía.

Mientras en España, el Gobierno sigue a lo suyo. Encantado de haber aprobado un presupuesto que no se sostiene y que ha costado millones de euros y cesiones de todo tipo sacarlo adelante. Cierto que ha recibido el beneplácito de Bruselas. Pero, es difícil encontrar a un economista, organismo o servicio de estudios que avale sus cimientos. Las previsiones están fuera de la realidad y para que cumpla las expectativas de crecimiento de la economía y por tanto de ingresos, las subidas de impuestos serán la llave. De hecho, en los informes enviados a Bruselas para la obtención de los fondos, el Gobierno se compromete a subir el año que viene el impuesto al diésel, el de matriculación de automóviles y a imponer peajes en las autovías, entre otros. Poco o nada sabemos además del destino y ejecución de los miles de millones que llegaron de Europa y de los que se pretenden conseguir. Calviño se resiste a reconocer que sus previsiones se han quedado totalmente obsoletas. Veremos si las nuevas circunstancias le hacen cambiar de opinión y pone sobre la mesa unas previsiones más realistas de aquí a final de año cuando se aprueben definitivamente los presupuestos para 2022.

 

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