Mapa del bombardeo de Madrid capital en la Guerra Civil

Mapa del bombardeo de Madrid capital en la Guerra Civil

Durante la Guerra Civil, la población de Madrid se vio sometida a un bombardeo demoledor, constante y, a menudo, olvidado. Los arquitectos Enrique Bordes y Luis de Sobrón han plasmado en un mapa la huella de esos ataques, ilustrando ese "urbicidio" que se extendió como una mancha sangrienta por toda la capital.


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El plano, resultado de un trabajo de aproximadamente dos años y editado por el Ayuntamiento madrileño, resulta al mismo tiempo escalofriante y revelador: puntos negros indican los impactos de obuses, bombas y metralla, y el rojo identifica los (al menos) 1.600 edificios que se vieron afectados por los ataques.

Si usted vive en las calles Fuencarral, Juan Álvarez Mendizábal o Montera, en el paseo del Pintor Rosales o en el primer tramo de la calle Alcalá, todas ellas con más de veinte inmuebles golpeados por las bombas, es probable que en su casa queden secuelas visibles de la guerra o que, simplemente, esté construida sobre las ruinas de un edificio abatido durante la contienda.

"Cayeron bombas por toda la ciudad, no hubo ninguna zona que estuviera completamente a salvo", asegura Enrique Bordes, que destaca que "el efecto psicológico de que nadie estaba seguro era muy potente".

Si bien las áreas cercanas al frente, como el barrio de Argüelles o la Ciudad Universitaria, estuvieron obviamente entre las más devastadas, los bombardeos aéreos se cebaron con puntos de importante valor simbólico, como la Puerta del Sol y sus alrededores, y ampliaron la distribución de los daños a lugares periféricos como Cuatro Caminos, el ensanche de Salamanca o la avenida Ciudad de Barcelona.

Y es que Madrid, como Guernica y muchas otras localidades españolas, fue campo de ensayo para La Legión Cóndor de Hitler y la Aviación Legionaria de Mussolini, que probaron "no sólo distintos tipos de bombardeos sino también distintos tipos de proyectiles" e hicieron de la ciudad la primera gran capital europea sometida a un bombardeo civil contemporáneo.

"De jóvenes ni siquiera sabíamos que el bombardeo de Madrid había tenido ni la importancia ni la dimensión que tuvo", admite Bordes, que espera ayudar a "visualizar" lo que ocurrió en un episodio que considera "bastante olvidado" y al principio "ocultado con atención; luego la pura amnesia y el tiempo hicieron su trabajo".

Este proyecto ha cambiado "la manera de vivir la ciudad" de Bordes y De Sobrón, que recurrieron fundamentalmente a tres fuentes para recabar información: fotografías de la época, documentación del Comité de Reforma, Saneamiento y Reconstrucción de Madrid y los registros de salida del cuerpo de bomberos.

"Son tres símbolos bonitos de lo que es la población civil frente a una guerra: por un lado los testigos de excepción, por otro aquellos que reconstruyen o consolidan las estructuras amenazadas por los bombardeos y por otro los primeros anticuerpos de defensa de la ciudad", señala Bordes.

Los dos arquitectos han encontrado especialmente interesantes los archivos de los bomberos, que constituyen "un registro muy técnico, muy desapasionado y muy objetivo" y que demuestran que, a partir de noviembre de 1936, el cuerpo se dedicó a atender emergencias relacionados con los bombardeos prácticamente a tiempo completo.

"Nos queda una fase de profundizar el análisis a partir de los datos que tenemos", apunta De Sobrón, que confía en que, "dada la difusión y la buena acogida que parece que está teniendo" el mapa, puedan obtener financiación para llevar el proyecto más lejos con iniciativas de tipo museístico o expositivo.

La investigación de Bordes y De Sobrón no ha contado con ningún tipo de ayuda económica, aunque el Ayuntamiento pagó la edición de una primera tirada de 1.000 ejemplares (con un coste de 4.570 euros, según fuentes municipales) y, según los arquitectos, ya ha garantizado una segunda remesa de 2.000 planos más.

Los mapas pueden obtenerse gratuitamente en las Juntas Municipales de Distrito y otras oficinas municipales, y están disponibles para su consulta en las bibliotecas dependientes del Ayuntamiento.

De Sobrón celebra que recientemente se haya despertado "un mayor interés por el tema de la memoria", después de que durante muchos años "se estuviera diciendo que no era el momento, probablemente con razón porque había otras propiedades, pero el tiempo iba pasando y la situación seguía igual".

"Las generaciones futuras y presentes tienen todo el derecho de conocer bien los errores del pasado y, en la medida de lo posible, intentar evitar repetirlos", defiende Bordes, que concluye: "Para poder pasar una página primero hay que escribirla, luego hay que leerla y después ya podrá pasarse sin ningún problema".

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