Las parroquias de Madrid abren sus puertas a la acogida de inmigrantes

Las parroquias de Madrid abren sus puertas a la acogida de inmigrantes

Desde que comenzó la crisis de refugiados en Europa en 2015, varias parroquias madrileñas se han movilizado para acoger a inmigrantes, algunas de ellas abriendo sus puertas de forma literal y otras con alternativas como el pago de alquileres o la búsqueda de viviendas cedidas por congregaciones.


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"Estoy muy contento", dice Tarek (nombre ficticio), de 22 años, que hace más de dos llegó con su familia procedente de un país de Oriente Medio para pedir asilo.

Tras agotar los recursos de las administraciones acabaron en la ONG Pueblos Unidos que, a su vez, les puso en contacto con la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe para impulsar una comunidad de acogida entre los feligreses.

La parroquia está involucrada con la acogida a inmigrantes desde que en 2015 el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, instara en una de sus cartas pastorales a ponerse "manos a la obra".

Allí, una de las comunidades de laicos dispuesta a acoger a inmigrantes formó en 2017 la asociación A2I (Ayuda, Acoge e Integra) para dar respuesta a las necesidades de éstos y otros inmigrantes.

Una congregación de religiosas les cedió una casa que no estaban usando en la que Tarek y su familia viven desde el pasado mes de abril.

Los gastos de la vivienda como la luz y el agua corren a cargo de los miembros de la asociación, que también comparten momentos de ocio con el grupo, les acompañan al médico cuando es necesario y les echan una mano con el idioma y los trámites administrativos.

El papeleo es la mayor dificultad para Tarek, que en un castellano bastante correcto agradece todo lo que ha aprendido en España, un país de "oportunidades" en el que acaba de conseguir su primer trabajo en la misma empresa donde hace unos meses hizo un curso de seguridad informática.

"Me apetece seguir en España, voy a tener mi futuro en este país para casarme aquí, trabajar aquí y ayudar a la gente como me ha ayudado", cuenta.

Por su parte, María Eugenia, uno de los miembros de la asociación, integrada por cerca de 30 personas, asegura estar "encantada" y muy "agradecida" de vivir esta experiencia de acogida, que en un principio se prolongará durante dos años.

"Es ayudarles a construirse un futuro, no es darles comida sin más. Estamos haciendo algo con lo que ellos van a poder valerse por sí mismos", explica.

En la parroquia de Nuestra Señora de Europa, próxima a Madrid Ríop, un grupo de 10 inmigrantes subsaharianos, todos ellos hombres jóvenes, vive desde el pasado 18 de junio en una zona del edificio.

Allí cuentan con una sala para dormir, un salón de actos habilitado como comedor, varios lavabos y una ducha.

Además, hay una habitación donde cada noche duermen dos voluntarios procedentes de la Delegación Diocesana de Migraciones.

Por otro lado, voluntarios de la propia parroquia se encargan de llevar los desayunos y las cenas a los inmigrantes, que pasan el día en la ONG capuchina Sercade, donde comen y reciben clases de español, así como asesoramiento jurídico.

"Son muy válidos, se organizan perfectamente, hacen sus turnos de limpieza. Se les ve contentos pero su futuro es incierto a más no poder", cuenta uno de los sacerdotes de la parroquia.

El grupo fue acogido previamente en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias de Madrid, pero lo trasladaron para repartir el trabajo con otros centros.

La Iglesia católica en Madrid ha dado pasos en su compromiso con este tema desde que Osoro pidiera en su carta pastoral de septiembre de 2015 una respuesta "conjunta y coordinada" a la crisis de refugiados en Europa.

Esto desembocó en la creación de la Mesa por la hospitalidad, integrada por Cáritas, Confer, Sercade, Justicia y Paz, Sant Egidio, Delegación de Migraciones y Pueblos Unidos.

Este órgano, encargado de organizar la oferta de ayuda de instituciones y particulares, se ha reactivado recientemente ante la llegada de más inmigrantes a España.

"Hay bastantes parroquias involucradas, pero tenemos que avanzar", dice el delegado de Migraciones de la Archidiócesis de Madrid, Rufino García.

El religioso defiende el papel de "hospitalidad" de la Iglesia, aunque cree que no debe suplir a las administraciones, al entender que son las que deberían dar una respuesta en primera instancia en la acogida a inmigrantes.

"Tienen que cumplir sus deberes", reclama.

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